Pere Navarro, director general de Tráfico, quiere bajar el límite de la velocidad máxima en las carreteras convencionales de los actuales 100 km/h a 90 km/h. Este periódico avanzó esta intención semanas atrás, pero el director general lo anunció oficialmente ayer lunes y aprovechó la rueda de prensa de balance del verano para pedir ayuda a los medios de comunicación para lograrlo. Sabe que no será fácil. Sus dos antecesores lo intentaron pero fracasaron, recordó.

El balance del verano ha sido malo. Pésimo. Las muertes han aumentado un 15% respecto al año anterior. 259 fallecidos. La peor cifra desde el 2012, cuando murieron 260 personas. Para Navarro, que lleva apenas dos meses en el cargo, «no ha sido una sorpresa». «Si no hay política de seguridad vial, la siniestralidad aumenta», recordó, en referencia a la herencia recibida tras seis años de Gobierno del PP en que no se tomó ninguna media importante y en la que la curva de fallecidos aumenta ya desde hace tres. En el acumulado del año, un total de 799 personas han perdido la vida, 24 más que desde el 1 de enero al 31 de agosto del 2017 (3% más).

AGENTES, RADARES Y LÍMTES / ¿Cuál sería política de seguridad vial que tocaría ahora para revertir la situación? Si la mayoría de siniestros se han producido en las carreteras convencionales (74%), los más frecuentes son por salida de vía y casi todas estas se deben al exceso de velocidad, la receta está clara, según Navarro. Rebajar los límites fuera de las autovías y autopistas, colocar ahí más radares y aumentar la diezmada plantilla de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil.

Sobre esto último ha anunciado la próxima incoporación de 250 nuevos agentes, pero se ha centrado es mostrar lo que se hace en el resto de países. Así ha relatado como en Francia el junio pasado entró en vigor una rebaja del límite de 90 km/h a 80. Tras tres años de subidas ininterrumpidas de la siniestralidad, el país vecino la redujo un 9,3% en junio y un 5,5% en julio. Hasta en mayo, el mero hecho de anunciar la medida supuso una reducción del 8,4% de las muertes.

España forma parte de un grupo minoritario de países que mantienen el límite a 100, integrado por Polonia, Irlanda, Rumanía, Alemania y Austria. Puede resultar sorprendente que un alto cargo de la Administración pida ayuda a los medios para cambiar una normativa cuando bastaría con que el Gobierno aprobara la modificación. Se trataría de modificar el Reglamento General de Circulación, lo que exige la promulgación de un real decreto.

Los antecedentes avalan sus dudas. «Mis dos antecesores me habían contado que querían bajar este límite y no lo conguieron» ¿Porqué?. Navarro ha dicho desconocer los detalles y se ha limitado a apuntar que «la cultura de la velocidad es muy fuerte en España», hasta el punto, ha recordado, que en la primera legislatura de Rajoy «llegó a aprobarse subir la velocidad máxima de las autopistas a 130 km/h mientras el resto de países van en dirección contraria», lamentó. «Afortunadamente no llegó a aplicarse», comentó.

La sucesora de Navarro tras la primera etapa de éste al frente de la DGT, María Seguí, intentó aprobar esta reducción pero el ministro del Interior y otros departamentos del Ejecutivo de Rajoy lo torpedearon. La disminución ya figuraba, además, en el borrador de nuevo reglamento de Circulación que Navarro dejó en herencia cuando fue cesado en febrero del 2012. En el balance del verano del 2015, Seguí incluso llegó a culpar al ministerio del aumento de muertes que se había producido por no haber desbloqueado la medida. Una declaración que a punto estuvo de costarle el cargo.

Navarro tambien ha mostrado un cuadro comparitivo en el que puede verse que la cuota de radares de que dispone España, 900 es ínfimo respecto a la de países como Francia, con 3.953, y el Reino Unido (7.200).