La Guardia Civil de Granada ha detenido a un hombre de 29 años acusado de violar a su hija de 11 años, unos abusos que presuntamente habría estado cometiendo desde hace tres años. Fue la propia madre de la menor, que mantenía una tortuosa relación con el autor de los hechos y sospechaba de lo que estaba pasando, quien proporcionó la principal prueba de cargo a los agentes al esconder un móvil en la habitación de su casa y grabar los abusos. El juez ha ordenado ya el ingreso en prisión del hombre.

Los hechos se destaparon a finales de la pasada semana, cuando la mujer acudió al cuartel de la Guardia Civil de un pequeño pueblo del norte de la provincia de Granada para denunciar los hechos, como explicaron fuentes de caso. Según explicó a los agentes, había logrado grabar los abusos cometidos sobre su hija ese mismo día. La prueba era tan evidente que los agentes realizaron de inmediato la detención del hombre, que ingresó en prisión provisional poco después.

La cámara del móvil

Sobre el presunto agresor no constaban antecedentes por hechos similares, aunque la madre relató a los agentes que sospechaba que los abusos se remontaban en el tiempo y que llevaba al menos tres años cometiéndolos, según adelantó el diario Ideal. Para poner fin a la historia, la mujer decidió pillarlo in fraganti y demostrar los abusos a las fuerzas de seguridad, por lo que dejó la cámara del teléfono móvil encendida en la habitación. Junto al video de prueba, el juez ordenó la realización de pruebas forenses a la menor, además del registro de la vivienda en busca de nuevas pruebas para confirmar el delito.

La denuncia de la madre sacó a relucir la violencia habitual que padecía la familia. La pareja tenía cuatro hijos en común, y todos ellos eran víctimas de malos tratos de forma habitual por el ahora detenido. Tal era la situación que llegaron a cambiar de domicilio para evitar los comentarios de los vecinos.