La Guardia Civil ha detenido en el aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas a una mujer de 35 años que llevaba en la maleta con la que viajaba desde Marruecos cinco animales muertos: cuatro puercoespines y un pangolín, el único mamífero con escamas del planeta y especie protegida que está en peligro de extinción.

Según ha informado la Comandancia madrileña de la Guardia Civil, a finales de la semana pasada se llevó a cabo un control aleatorio entre los equipajes de los pasajeros de un vuelo procedente de Casablanca en la terminal T4 del aeropuerto de Barajas.

Entre los pasajeros que debían enseñar su equipaje se encontraba la detenida, originaria de Guinea Ecuatorial, a la que se pidió pasar su maleta por uno de los escáneres de control. Preguntada sobre si tenía algo que declarar respecto de sus pertenencias, la mujer respondió negativamente.

Los agentes, pertenecientes a la Unidad Fiscal y Aeroportuaria, sospecharon sin embargo de unos elementos que parecían animales, decidieron abrir la maleta y hallaron en ella cinco ejemplares muertos, ocultos entre las ropas de la pasajera, de los que la mujer no tenía documentación.

Tras investigar de qué animales podría tratarse, los agentes descubrieron que eran cuatro puercoespines y el quinto un pangolín que fue identificado gracias a la armadura que presentaba.

PANGOLÍN, EL ÚNICO MAMÍFERO CON ESCAMAS DEL PLANETA

El pangolín -también llamado "mani"- es el único mamífero con escamas del planeta. Según ha explicado a Efe la Guardia Civil, es la primera vez que hallan en una maleta un espécimen muerto de pangolín, porque además es una especie protegida, recogida en el Convenio Internacional de Especies Amenazadas (CITES), y en peligro de extinción.

Las fuentes han relatado que el motivo por el que la detenida, que tiene fijada su residencia en Torrejón de Ardoz, podría haber traído a este animal para cocinarlo y comerlo, ya que en algunos países la carne de pangolín es considerada exquisita. Los cinco animales muertos quedaron depositados en la aduana del aeropuerto tal y como ordena el reglamento relativo a la introducción en la Comunidad Económica Europea de productos de origen animal.

Sin embargo y aunque el siguiente paso ya no depende de la Guardia Civil, ésta ha explicado que lo normal en estas situaciones es quemar los espécimenes, tanto por el estado de descomposición en el que puedan estar como por las enfermedades que pudieran portar. La mujer, de 35 años, tras ser detenida por tráfico ilegal de especies protegidas, fue puesta en libertad.