El secreto mejor guardado hasta ahora de nuestra galaxia ha permanecido oculto a tan solo seis años luz de la Tierra. La estrella de Barnard, una de las enanas rojas más antiguas del universo, ha tenido en su órbita a un superplaneta helado con una masa 3,2 veces mayor que la terrestre sin que nadie se percatara de ello. Ahora, gracias a los datos obtenidos a través de instrumentos de alta precisión, un equipo internacional de astrónomos ha logrado desvelar la presencia de esta nueva supertierra oculta en nuestro vecindario estelar.

El hallazgo, publicado este mismo jueves en la prestigiosa revista 'Nature', ha sido posible gracias al análisis de datos obtenidos a través del espectrómetro HARPS y Uves del European Southern Observatory (ESO) y la posterior comprobación con los instrumentos de alta precisión de CARMENES, situados en el observatorio de Calar Alto (Almería). Los datos obtenidos tras un largo proceso de 20 años de observaciones permitieron a los investigadores dar con las evidencias que confirmarían la presencia del planeta.

"Después de un cuidadoso análisis, estamos seguros al 99% de que el planeta está ahí, pues es la explicación que mejor encaja con nuestras observaciones", asegura Ignasi Ribas, investigador del Institut d’Estudis Espacials de Catalunya (IEEC) y del Institut de Ciències Espacials (ICE) y líder de este nuevo estudio. "Debemos ser prudentes y recoger más datos para poder estar seguros, porque las variaciones naturales del brillo de la estrella debidas a las manchas estelares o a ciclos de actividad podrían producir efectos similares a los detectados".

UN MUNDO HELADO

Mientras los expertos permanecen enganchados a sus pantallas en busca de más pruebas que ratifiquen la existencia del planeta, los datos obtenidos hasta el momento permiten representar cómo podría ser este nuevo cuerpo celeste. El candidato a planeta, por ahora bautizado como Barnard B en referencia a su estrella madre, entraría en lo que los astrofísicos definen como superplaneta. Es decir, un cuerpo rocoso situado fuera de nuestro sistema solar y con una masa superior a la de la Tierra.

En Barnard B los años durarían 233 días, lo que tarda este superplaneta en completar su ciclo orbital alrededor de su estrella madre. Este recorrido llevaría al recién descubierto cuerpo celeste a la conocida como ‘línea de hielo’ (ice-line), la distancia a partir de la cual se considera que el agua estaría congelada, incluso en el espacio vacío. Este dato ha llevado a suponer que si el planeta careciera de atmósfera, las temperaturas deberían rondan los -170 grados centígrados, lo que haría muy improbable la presencia de agua líquida en su superficie.

"Este descubrimiento supone un avance significativo en la búsqueda de exoplanetas alrededor de nuestros vecinos estelares, con la esperanza de, finalmente, encontrar uno que tenga las condiciones adecuadas para albergar vida", explica Cristina Rodríguez-López, investigadora del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA, CSIC), coautora del artículo y coordinadora de las campañas de seguimiento fotométrico.