Tenía 15 años, vivía en un pueblo de Toledo con una familia desestructurada y pasaba muchas horas en la calle. Era una adolescente carne de cañón para las redes que, sin escrúpulos, captan a niñas para obligarlas a mantener relaciones sexuales con hombres septuagenarios, carentes también de escrúpulos.

Su calvario, su historia, forjada con piezas que la Policía ha encajado en un puzzle sobre el que aún trabaja, ha permitido a la Brigada Central contra la Trata de Seres Humanos, en unión de la Brigada de Extranjería de Toledo, destapar una red de explotación sexual de menores en esa provincia.

Fuentes de la investigación han señalado que ha sido desarticulada una red tras la detención de 17 personas, una decena de ellas hombres de avanzada edad con los que al menos cuatro niñas mantuvieron relaciones sexuales obligadas, y las otras siete miembros de la organización, casi todos de origen rumano.

A la víctima de este caso le presentaron a un joven rumano con el que inmediatamente inició una relación sentimental, hasta el punto de que se fue a vivir con la familia de su pareja a otra localidad. La joven se quedó embarazada.

La chica, al igual que otras tres víctimas también españolas de 14, 16 y 17 años, fue obligada a mantener relaciones sexuales con hombres mayores, generalmente viudos de la zona, tanto en las casas de éstos como en parques e, incluso, en algún club.