Un juzgado de Burgos investiga por maltrato, lesiones graves, trato degradante, coacciones e inducción al suicidio a los padres de una menor que fue sometida a 13 exorcismos para tratar sus problemas de anorexia y ansiedad en Burgos entre el 2012 y el 2014. La chica, que ya es mayor de edad, ha interpuesto la denuncia junto a seis de sus tíos maternos, que se han constituido en acusación particular contra los padres.

El relato de la joven en la denuncia, que avanzó El Diario de Burgos, detalla un ambiente de extrema religiosidad y disciplina en que la menor fue inducida por su madre a realizar ayunos "por sus amigos" y martirios autoinfligidos, como cortes en las muñecas, para "dominar su carácter". La progenitora era seguidora de un grupo ultracatólico llamado Milicia de Santa María, que postula rígidas normas de comportamiento monacal en la vida civil que incluyen desde ejercicios espirituales a sesiones de oración varias veces al día.

La chica comenzó a presentar problemas de anorexia y ansiedad en su adolescencia, de los que fue tratada por psiquiatras en hospitales de Valladolid y Burgos, que observaron en sus informes que los ayunos no se debían a "la voluntad de adelgazar sino de autocastigarse" .

El tratamiento no dio los resultados esperados, según la familia, y los padres, asistidos por un seminarista y varios miembros del grupo, interpretaron la enfermedad de su hija como una "posesión demoniaca" y en vista de que no mejoraba, optaron por trasladarla a un convento de Guadalix (Madrid), donde le practicaron su primer exorcismo.

Comenzó un trasiego entre hospitales y conventos que le hizo perder un curso académico. En septiembre del 2013, tras ser expulsada de clases de catequesis por manifestar ideas de suicidio, la menor se tiró de un tercer piso. Sufrió graves lesiones en la médula, las muñecas y los tobillos pero pudo recuperarse.

HASTA 13 CEREMONIAS MAS La familia, convencida de la "posesión demoniaca", la llevó al convento de San Joaquín y Santa Ana, en Valladolid, para que fuera sometida de nuevo a otro exorcismo, que se repitió, según la denuncia, hasta 13 veces. El relato de la víctima incluye maltratos y golpes durante la ceremonia y en los intentos posteriores de que rezara para curarse.

El Arzobispado de Burgos, ante la denuncia de la prensa, ha admitido que se practicaron los exorcismos pero ha asegurado que el suceso no fue consecuencia de los mismos pues los padres la llevaron a un exorcista "bastante después" de que tratase de quitarse la vida, lo que obvia el exorcismo anterior realizado en Madrid.

El arzobispado, que dirige Francisco Gil , justifica la decisión de los padres de llevar a su hija a un exorcista porque estaban "angustiados" al ver que después de estar ingresada varias veces en hospitales, su hija "no se recuperaba". Asimismo afirma que la joven "nunca fue expulsada de la catequesis" y exculpa a la parroquia de "la decisión de llevar a la joven al exorcista".

La denuncia ante el juez retrata el ambiente en que vivía la joven como "muy rígido y de fanatismo religioso", con la televisión y la radio restringidas a cadenas religiosas. La menor explicó que no podía salir de casa más que para ir al colegio o a hacer recados, que no podía ir ni a las fiestas que organizaba el colegio y que solo fue al cine en dos ocasiones con sus primos y a ver películas de dibujos animados.