El autismo no es una enfermedad. Es más, ni existe un solo tipo de autismo ni se caracteriza por los mismos síntomas. "Nada ni nadie lo puede curar", subraya la neuropediatra María José Mas. A pesar de las evidencias científicas que respaldan estas afirmaciones, hay quienes aseguran haber dado con la clave para entender el origen de este trastorno del neurodesarrollo y ofrecer una esperanza para la curación.

El autismo -cuyos síntomas son la alteración del lenguaje y la sociabilidad, así como las conductas rígidas y repetitivas- afecta a uno de cada cien niños, según las estadísticas oficiales. Los curanderos de la salud han encontrado en este trastorno, igual que en tantas otras enfermedades crónicas, un filón para ganar adeptos. 'Recetan' un desinfectante llamado MMS (Miracle Mineral Solution, clorito de sodio, un derivado de la lejía), elaboran unas extrañas y caóticas dietas e, incluso, recomiendan echar gotas de orina en el oído de los niños.

"Utilizan la desesperación de padres y madres para convencerles de que si siguen su método al pie de la letra sus hijos sanarán, que todo irá bien, que su enfermedad desaparecerá", explica Emilio Molina, vicepresidente de la Asociación para Proteger al Enfermo de las Pseudociencias (APETP). Lejos de contribuir a su mejora, las pseudoterapias suponen un riesgo para la salud de los críos.

En España, uno de los curanderos que defiende con más ahínco el MMS es Josep Pàmies. Pero en el panorama internacional, el líder del movimiento es Gregorio J. Placeres: un supuesto químico puertorriqueño creador un protocolo que promete ser "la cura definitiva para el autismo". En sus redes sociales, Placeres presume de haber tratado a más de mil niños en unos tres años y haber "recuperado" a más de un centenar. En realidad, asegura que él no sana sino que es el propio crío autista el que lo hace una vez que su cuerpo "se ha liberado de parásitos y metales pesados". Solo en Facebook, su grupo cuenta con más de 10.000 suscriptores y una media de 10 publicaciones diarias. El puertoriqueño fue uno de los ponentes en la reciente conferencia titulada 'El autismo es recuperable' que se celebró en Balaguer y a la que también asistió Pàmies.

Falso método de diagnóstico

Para Placeres, la curación del autismo es posible. Todo empieza con un falso método de diagnóstico conocido como ATEC (Autism Treatment Evaluation Checklist) con el que los padres pueden autodiagnosticar el grado de autismo de sus hijos. Mientras que para un experto harían falta meses, incluso años, de seguimiento para poder afirmar que el paciente sufre el trastorno, el ATEC ofrece un resultado en menos de 10 minutos. Tan solo hace falta responder con "no, algo o mucho" a preguntas del tipo usa tres palabras seguidas? saluda? mira a los ojos? sonríe poco? se viste él mismo? entiende explicaciones?

Con estos resultados en mano, el curandero puertorriqueño también pide a los padres que realicen una "analítica de metales pesados" y que le envíen los resultados. A partir de ahí, empieza el 'protocolo Placeres': un proceso de curación sujeto a las indicaciones del gurú y cuyos resultados se comparten en grupos cerrados de Facebook. "Tu hijo sólo se curará si sigues el protocolo al pie de la letra. No vale aplicarle los tratamientos por tu cuenta", recuerda el gurú, algo molesto, en uno de sus vídeos.

Miel, canela y semillas de albaricoque

La clave para la "recuperación del autismo", según indica Placeres, es el clorito de sodio rebautizado como MMS: un derivado de la lejía que debe ser administrado a los niños según su grado de autismo, edad y peso. El producto está prohibido como medicamento en España desde el año 2010, pero es fácil de adquirir. Hay herbolarios que lo tienen disponible 'online' por unos 40 euros. También se puede elaborar en casa, algo que implica mayor riesgo para la salud.

El clorito de sodio no es lo único que el crío tiene que tomar. El protocolo también se compone de una combinación de miel pura y canela orgánica antes y después de las comidas, junto con una bebida azucarada "bien fría", probióticos, vitamina C y semillas de albaricoque. En caso de náuseas, Placeres recomienda ingerir el MMS mezclándolo con un batido de fruta para que los niños no noten su sabor amargo. También sugiere comer una manzana verde o cítricos.

Cinco gotas de orina en cada oído

Placeres ordena echar cinco gotas de orina del niño (en su defecto, del padre, del hermano o de un familiar del mismo sexo) en cada oído a primera hora de la mañana. "La orina -explica el curandero en otro de sus vídeos- tiene anticuerpos y urea, que no va dejar crecer los estreptococos, lo que causa el mal comportamiento en los niños y les ayuda a perder las obsesiones que tienen con sus cosas". La urinoterapia -añade- tiene efectos inmediatos: los pacientes "dejan irritarse, no lloran, no rompen cosas y no pellizcan".

Placeres, y el resto de curanderos del autismo, insisten en la importancia de la alimentación. En sus foros hablan de dietas libres de gluten, caseína, azúcar y soja, amén de los probióticos y las verduras fermentadas hechas en casa. La neuropediatra Mas, responsable del área de Neuropediatría de la Xarxa Sanitaria i Social de Santa Tecla, insiste en que no hay evidencias científicas para recomendar por regla general a todos los niños autistas una dieta restrictiva o suplementos nutricionales. Como cualquier otro crío, un autista puede tener ciertos problemas alimentarios. La diferencia es que un niño sano es capaz de decirles a sus padres que, por ejemplo, le sienta mal algún alimento y corregir así su dieta.

Erupciones en luna llena

El 'protocolo Placeres' es "un sinsentido, sentencia la doctora Mas. Sin embargo, solo en Facebook son más de 10.000 los padres y madres que comparten paso por paso lo que les ocurre a sus pequeños tras cada una de las fases del tratamiento. Relatos sobre mareos, vómitos, diarreas y erupciones cutáneas se acumulan en el foro junto con las peticiones de ayuda de los progenitores.

"Mi hijo ha amanecido con el cuerpo lleno de ronchas. Está en la fase 1 del tratamiento, le voy curando con clorito y agua de mar pero le salen más brotes", escribe una madre en el grupo adjuntando imágenes de su pequeño. "Ocurrió durante la luna llena?", le responde Placeres, quien en pocos minutos proporciona un diagnóstico completo y aconseja seguir con una dosis más elevada de MMS.

Posibles riesgos

EL PERIÓDICO muestra esas mismas fotografías al pediatra Alberto García Salido. Su respuesta es tajante: "No se puede dar un diagnóstico porque estaría haciendo mal mi trabajo. Estas lesiones se tienen que ver de cerca y tocar para diagnosticar qué ocurre. Creo es una desgracia, es terrible, que este señor use así la esperanza de la gente". "Uno de los riesgos fundamentales que suponen estas pseudoterapias es que se dejen de realizar otros abordajes que realmente podrían ser útiles", explica el pediatra.

García Salido insiste en que las prácticas que proponen los curanderos, además de no tener sentido alguno, pueden ser un peligro si se dosifican mal. "Esta gente sabe que lo que administran o recomiendan a corto plazo, al carecer de efecto alguno, no provoca generalmente un daño severo o demasiado evidente. Esto captura y usa la esperanza. Es la manera que tienen de atraer y mantener a sus seguidores para que sigan confiando en un tratamiento que es mentira disfrazada, concluye. Es así como, sumidos en la desesperación, muchos padres y madres caen en los cantos de sirena de los curanderos y terminan prácticamente abducidos al más puro estilo secta.