Trasa muchas horas en las que ha planeado la sombre del fracso, la Cumbre del Clima de Madrid ha conseguido cerrar un texto de declaración final en la que manifiesta la urgente necesidad de que los países aumenten sus compromisos de reducción de emisiones de CO2 y lo hagan el año próximo, cuando deben presentar sus planes formalmente ante la ONU. El documento añade que estos planes deben estar dirigidos a salvar la brecha entre los actuales respecto al objetivo de París, evitando un aumento de tempertura superior a 1,5º.

Fuentes del Ministerio de Transición Ecológica consideran que con el acuerdo "se sientan las bases para que los gobiernos presenten planes más ambiciosos para responder a la emergencia climática".

El acuerdo ha sido fraguado por la ministra Teresa Ribera en casi nueve horas de conversaciones que se han prolongado durante toda la noche La presidenta chilena de la Conferencia, Carolina Schmidt, le traspasó el grueso de las negociaciones después de dos días de absoluto bloqueo que han convertido a la COP 25 en la más prolongada de la historia con 41 horas de debates más allá de lo previsto cuando aún quedan asuntos por zanjar.

La victoria parcial de China e India

El texto final no llama explícitamente a los países a ampliar los planes presentados el año 2015 como reclamaba la Unión Europea. No sido posible por la cerrada oposición de los grandes contaminadores, como China e India. Ambos países consideran que ellos no necesitan ampliar la ambición de sus planes y no quieren revisarla hasta el año 2023. En este sentido, en documento les deja una vía de escape.

Uno de los observadores de la COP5 ha afirmado que el acuerdo final "no es al menos un paso atrás respecto al Acuerdo de París" como pretendían entre otros esos gigantes asiáticos. "Se han salvado los muebles en un contexto muy difícil creado por el inicio de la retirada de los Estados Unidos", ha valorado.

Algunos asistentes a la Cumbre del Clima de Madrid salen del recinto con sus maletas. Foto: DAVID CASTRO

Para Ribera, "el mandato es claro: los países tenemos que presentar contribuciones nacionales más ambiciosas que las actuales en 2020, es importante responder a las demandas de la gente y de la Ciencia, y comprometernos a hacer más y más rápido", ha indicado.

El ministerio sostiene que, pese a los obstáculos, el multilateralismo y la Ciencia se han impuesto en la COP25, cuyo acuerdo reivindica que el conocimiento científico es el eje principal que debe orientar las decisiones ante el cambio climático y el aumento de la ambición de los países y del resto de sectores.

El documento también reconoce que la acción climática debe ser permanentemente actualizada en base a los avances de la Ciencia, así como el papel del Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) en proveer a los países del mejor conocimiento para que puedan reforzar su capacidad de respuesta ante la emergencia climática, y agradece los dos informes especiales publicados en 2019, sobre uso del suelo y océanos.

Sin mercados de carbono

El último fleco que quedaba por resolver del acuerdo de París, la creación de un mercado mundial del carbono, tampoco ha podido ser resuelto en Madrid y ha quedado para la siguiente. Los países se han emplazado a trabajar en el diseño de mecanismos en la próxima en la COP 26 que se celebrará en Glasgow. También se acuerda que estos mecanismos "eviten la doble contabilidad, que sirva a la ambición del Acuerdo de París y que garanticen la integridad ambiental del sistema".