Cuando una persona cumple años, se enfrenta a una serie de circunstancias de carácter psicológico, influido por la sociedad o la cultura en la que vive. Estos cambios no son debidos a un aspecto físico, sino que es marcado por los ciclos vitales, como la necesidad de establecerse en pareja, comprar una casa o tener un hijo. Estos aspectos, que la persona puede no haberse planteado nunca, aparecen cuando llega la nueva década.

Con la década de los 30, se ponen bajo juicio la relación de pareja, la estabilidad laboral o los valores personales. Es aquí donde puede no haber un balance positivo y la persona se encuentre llena de contradicciones entre lo que quiere y lo que se espera de él. Aparece una crisis vital que debe ser resuelta y no siempre parece fácil.

CRISIS DE LOS 30

Al llegar la treintena, no siempre tenemos las herramientas necesarias para afrontarlo debido a los cambios que se han producido y que en este punto evaluamos. Tenemos un trabajo, o estamos en la búsqueda de ello, queremos afianzar las relaciones de pareja, aparece la necesidad de ser padres y formar un hogar. Esto se diferencia sustancialmente de la etapa anterior, donde la persona vivía en una incertidumbre con muchas menos responsabilidades que le podían producir un alto nivel de bienestar.

La presión social ejerce un papel importante en esta crisis vital, donde se evalúan los valores personales con los culturales y donde hay que saber dejar atrás la década de los 20. Un compromiso con nosotros mismos para buscar un desarrollo óptimo donde podamos estar felices.

1. Maneja la incertidumbre

A medida que avanzamos hacia la madurez tenemos una mayor necesidad de control incompatible con la realidad actual. Nada está asegurado y debemos saber manejarnos en la incertidumbre. Aprender a vivir con las dudas marca un hito en nuestro crecimiento, alejado de lo que normalmente queremos, pero indispensable para aceptar y poder fluir.

Empieza a poner en duda si vives de acuerdo a tus ideales, si es tan necesario saber hacia dónde va todo y si cuentas con las herramientas necesarias para afrontar los cambios.

2. Evalúa

Hay algo en tu vida que realmente no te guste? Es hora de cambiarlo. En lugar de dejarte invadir por la tristeza o la rabia por todo aquello que no quieres, si sales de la frustración, podrás empezar a evaluar qué cambios pueden hacerse. Es una buena década para ello, ya que no hay ningún aspecto de nuestra vida lo suficientemente asentado.

3. Evita las comparaciones

Una de las principales causas de los 30 son las comparaciones. Evaluamos nuestra vida en función de la de los demás, incluso con personas de otras generaciones. Qué tienen mis amigos? Qué tiene la gente de las revistas? Qué tenían mis padres a mi edad? Sin embargo, ni las circunstancias son las mismas ni tenemos la necesidad de replicar los pasos de los demás. Podemos vivir una experiencia diferente que nos haga estar tranquilos y plenos.

4. Aficiones

Al entrar al mundo laboral, dejamos de hacer todo aquello que nos gustaba. Tal vez sea el momento de sacar tiempo para todas nuestras aficiones o buscar otras nuevas. Es una forma de mantener la unión con nosotros mismos y trabajar la autoestima y la independencia.

5. Aquí y ahora

Vivir el presente nos ayudará a alejarnos de la ansiedad y el miedo a lo desconocido del futuro. También seremos capaces de soltar el pasado. Es la mejor dosis de felicidad, aunque siempre con una ligera perspectiva de futuro.

Si entramos en una época que roza los 30, pueden empezar a aparecer dudas sobre temas en los que creíamos estar seguros. Se acompaña de tristeza o miedo, propio de una crisis existencias. Sin embargo, esta etapa de tránsito puede ayudarnos a conectar con nosotros mismos y obtener mejores herramientas para enfrentarnos a los problemas.