El crecimiento personal incluye un conjunto de técnicas heterogéneas destinadas a mejorar las habilidades con las que una persona cuenta. Partiría de la premisa de que no existe un malestar clínicamente significativo, es decir, no haría falta un tratamiento psicológico, sino que se buscaría aumentar el bienestar o mejorar en algunas áreas. Esto puede hacerse también con la ayuda de un psicólogo, pero desde una orientación positiva.

Aunque el crecimiento personal puede confundirse con la dictadura del pensamiento positivo que se vende desde una perspectiva publicitaria, conllevaría un acercamiento a la realidad, ya que no se ignorarían los problemas existentes, sino que se generarían herramientas suficientes parar superarlos y llegar a una posición aún más elevada que la del inicio. Cuenta con numerosos beneficios y existirían razones que nos harían entender el motivo de que sea tan importante para nuestra felicidad.

CRECIMIENTO PERSONAL

El desarrollo nos empuja al cambio y a ser cada día mejores, apoyándonos en la superación de obstáculos actuales, la aceptación del pasado y con herramientas que nos propicien a tener un futuro mejor. Debe basarse en una metodología adecuada a nuestras necesidades, de la mano de un experto y con la motivación necesaria para el cambio. Esta motivación podrá oscilar, ya que, aunque no estemos realmente mal, sí habrá momentos donde haya emociones negativas que deberán trabajarse.

El crecimiento personal puede merecernos la pena si las razones que nos llevan a ello cubren nuestras necesidades en ese momento:

1. Manejo emocional

Con el desarrollo podemos entender mejor nuestras emociones y buscar la forma de regularlas correctamente. Esto nos empuja a tener mejores relaciones, tanto en el trabajo como en nuestra vida personal, además de saber escucharnos y comprendernos. Con la mejora de la inteligencia emocional tendremos una orientación más real y amplia, basándonos en recursos internos que podemos usar en nuestro favor, como son los sentimientos.

2. Satisfacción personal

Al dedicar un tiempo a nosotros mismos, podemos permitirnos escuchar las necesidades que tenemos para poder satisfacerlas. Esto implicaría saber qué metas pueden ayudarnos a estar mejor, definir el éxito o barajar la posibilidad de hacer cambios laborales.

3. Estado de calma

Aunque no tengamos un trastorno de ansiedad sí podemos vernos desbordados por las exigencias diarias, los cuales nos generan un nivel de estrés elevado de forma permanente o por etapas. Este estado, aunque creemos que lo sobrellevamos, puede ser gestionado de una forma más eficaz, sintiendo un alivio de dicha ansiedad y creando un esta de calma duradero en el tiempo.

4. Mayor resistencia

El crecimiento personal, al incrementar nuestros recursos, nos ayuda a poder resistir mejor los nuevos obstáculos. Tenemos herramientas que ahora podemos usar para superarlos, salir fortalecidos y obtener un aprendizaje. De no haber pasado por un proceso de crecimiento, los obstáculos habrían impactado negativamente en nuestra salud emocional y podríamos enfrentarnos ante una crisis vital.

5. Mejores relaciones

Con el paso de los años podemos acumular esquemas que nos hagan perpetuar en nuestra vida relaciones tóxicas. Amistades que no nos convienen, familiares que nos quitan la energía o una pareja que abusa de nosotros. Al trabajar con nosotros mismos, podemos observar todos esos esquemas disfuncionales, escuchar nuestras necesidades y aunar nuestro bienestar con el de los demás.

6. Autocuidado

Los procesos de crecimiento personal tienen un impacto directo sobre nuestro bienestar psicológico, pero también sobre el físico. Como cuerpo y mente están unidos, al trabajar la parte cognitiva, la parte física también se trabajará. Podremos observar cómo dedicamos más tiempo a nuestra alimentación, el deporte o el sueño.

7. Bienestar

La felicidad conlleva saber andar un camino en el que hay un aprendizaje continuo y cuya meta no debe llegar a completarse nunca. Es en ese camino donde somos más felices. El desarrollo implica empujarnos a avanzar por ese camino y dedicarnos espacio a saber qué queremos y cómo lograrlo.

Nuestro bienestar se relaciona con aquello que somos, sentimos y hacemos. Estos tres aspectos deben ser trabajados a lo largo de toda la vida, pero hay etapas donde una ayuda externa, como con el crecimiento personal, nos permitirá una mayor profundidad donde nos sintamos mejor.