Con el fuego que ha destruido miles de hectáreas en el centro de Portugal bajo control, el país empieza a evaluar los daños mientras se aviva el debate sobre las causas y responsabilidades de la mayor tragedia de su historia reciente. A primera hora de ayer, las autoridades daban por controlado el fuego en Góis, el último foco que permanecía activo del devastador incendio desatado el pasado sábado y que dejó 64 víctimas mortales y 254 heridos, según el último balance provisional. El operativo se mantiene sobre el terreno para evitar que se reactive.

Con la situación más tranquila en el centro del país, en Lisboa se cuestionan las posibles causas del mortífero fuego y las responsabilidades que acarrea la tragedia. La Fiscalía portuguesa ha abierto una investigación para aclarar «las causas y consecuencias del incendio», proceso que se encuentra bajo secreto judicial. La primera tesis de la Policía Judicial era que el fuego había sido provocado por el impacto de un rayo en un árbol seco, pero el presidente de la Liga de los Bomberos de Portugal, Jaime Marta Soares, se mostró escéptico y con «convencimiento» de que el incendio se inició antes.