Tres días después del incendio que devastó parte de la catedral de Notre Dame de París, la conmoción provocada por el accidente, que ha dado la vuelta al mundo, dejó paso ayer jueves a los homenajes, con los bomberos en el centro de los mismos, héroes por haber salvado lo esencial del templo.

Recibidos en el Elíseo por el presidente, Emmanuel Macron, muchos del medio millar de los que participaron en la extinción de las llamas fueron aplaudidos posteriormente en el Ayuntamiento, a dos pasos de Notre Dame.

Los bomberos fueron aclamados, responsables de haber evitado que las llamas -cuyo origen, según la investigación, fue accidental-, redujeran a cenizas el monumento gótico, que se mantiene en pie, desprovisto de cubierta, pero reconocible desde el exterior. Tres puntos siguen llamando la atención de los expertos, aunque la estructura principal está a salvo, según el ministro de Cultura, Franck Riester.

El principal foco de preocupación sigue siendo el frontispicio norte del transepto, aunque su situación ha mejorado, señaló el ministro, que sin embargo precisó que se mantienen evacuadas las viviendas adyacentes por si cayera. Buena parte va a ser desmontada, para evitar dejarlo a merced de las intemperies climáticas. Riester agregó que se va a retirar una estatua de un ángel que está inestable y algún elemento del campanario sur.