La cuarta jornada de huelga de los taxistas de Madrid, que continuaron atrincherados en los alrededores de Ifema, donde se celebra Fitur, dejaba ayer un saldo de catorce heridos leves y dos taxistas detenidos.

En Barcelona, donde los taxistas decidieron de madrugada, por un estrecho margen, poner fin a la huelga, las quejas proceden ahora del colectivo de vehículos de alquiler con conductor (VTC), que pidió la dimisión del conseller de Territorio, Damià Calvet.

Diez manifestantes, tres policías y un periodista resultaban heridos de carácter leve en los altercados que se produjeron en la zona de los recintos feriales de Ifema, en Madrid. En las proximidades de Ifema, un cordón de agentes antidisturbios de la Policía Nacional impidió el acceso a la M-40 para evitar que los taxistas cortasen de nuevo la vía. A mediodía un taxista fue esposado y detenido tras atravesar el cordón policial. Otro manifestante fue detenido en Atocha, presuntamente por causar daños a un VTC. Los taxistas madrileños anunciaban su intención de diversificar sus protestas. El responsable de Comunicación de la Federación Profesional del Taxi de Madrid, José Miguel Fúnez, avanzó que, hoy iniciarán una huelga de hambre y se encadenarán en un lugar que no reveló. En declaraciones a Efe, el presidente de Fedetaxi, Miguel Ángel Leal, pedía a las administraciones central y autonómica que tomen como referencia el acuerdo alcanzado entre la Generalitat de Cataluña y los taxistas de Barcelona, que obligará a reservar el servicio de VTC con una hora de antelación en esa área metropolitana. El presidente de la Comunidad de Madrid, Ángel Garrido, abogó por la «convivencia» entre el taxi y los VTC, y criticó a una parte del colectivo de taxistas, ya que, en su opinión, por apostar a «todo o nada», «es fácil que se queden con nada».