El cuartel de la Guardia Civil de Sant Antoni de Ibiza estaba engalanado para celebrar la fiesta de la patrona, la Virgen del Pilar, pero al final se armó la de Dios es Cristo por una pelea. ¿El motivo? Un agente y la mujer de su teniente querían el mismo plato de gambas.

Según la sentencia del Tribunal Militar, estos crustáceos motivaron la discusión entre un guardia y la mujer del oficial de este, allá por 2014. Tal y como recoge 'Diario de Ibiza', de las palabras se pasaron a los golpes, y el agente empezó a aporrear el mostrador de los víveres a voz en grito.

El teniente intervino y ordenó a su subordinado que, si no sabía comportarse mejor, era mejor que se marchara del cuartel. Según esta versión, entonces le cogió del hombro, pero su subalterno se resistió. Tras agarrar al oficial de la camisa, se tiró al suelo, arrastrando a su superior al suelo. Desde el piso, llegó incluso a dar una patada a la mujer.

La trifulca motivó que el guardia denunciara al teniente, una denuncia luego archivada. Asimismo, se inició un procedimiento interno que ha provocado que Defensa le imponga al funcionario una sanción de pérdida de destino por "la observancia de conductas gravemente contrarias a la dignidad de la Guardia Civil. Tras litigar en la justicia castrense, la sentencia es clara: tendrá que abandonar el cuartel.

Los guardias "están obligados a comportarse con seriedad, decoro, dignidad y honor militar y con la integridad que demandan el prestigio y el buen nombre de ambas instituciones", zanja.