Colombia y la ONU defendieron ayer en Viena la «eficiencia» y «sostenibilidad» económica y social de la sustitución voluntaria de cultivos de coca con alternativas legales como el cacao o el café, frente a medidas más expeditivas como la erradicación forzosa.

Colombia y la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Onudd) firmaron hoy un «histórico» acuerdo contra la cocaína por el que se invertirán 315 millones de dólares (270 millones de euros) en la erradicación de cultivos de coca y el desarrollo de cosechas alternativas, dentro del apoyo al proceso de paz entre el Gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC.

El alto consejero colombiano para el posconflicto, Rafael Pardo, explicó en Viena que el «94% de las familias que entran en el programa destruyen sus cultivos de coca y los cambian por otro» legal, según los datos verificados por la Onudd.

«El acuerdo firmado ayer entre el Gobierno de Colombia y la Onudd sólo es el acuerdo más grande en términos económicos que ha firmado esta organización de la ONU, sino que también es el mayor que ha firmado Colombia respecto a las drogas con Naciones Unidas», expuso el responsable colombiano.

Pardo reiteró el compromiso de Colombia de eliminar para 2018 unas 100.000 hectáreas de coca, la mitad mediante erradicación forzosa y el resto voluntaria, con casi 120.000 familias.

Los cultivos de coca en Colombia alcanzaron en 2016 las 146.000 hectáreas, según datos de la Onudd. Ya se han eliminado este año unas 40.000 hectáreas mediante la erradicación forzosa y algunos analistas han resaltado la diferencia de ritmo respecto a la sustitución voluntaria, más lenta.

Pardo reconoce que la erradicación forzosa es mucho más rápida, pero la sustitución de cultivos «tiene una sostenibilidad permanente».