Salvamento Marítimo buscaba ayer a al menos 12 inmigrantes que estarían desaparecidos tras caer de una embarcación el miércoles por la tarde. Los servicios de rescate localizaron los cuerpos de cinco personas y a 17 supervivientes, que contaron que en la embarcación viajaban al menos 35 personas, todas ellas de origen subsahariano. Pese al mal tiempo, que complicó el dispositivo de búsqueda, los servicios de rescate localizaron ayer a otras 199 personas en las costas de Almería y Cádiz, y buscaban una quinta patera con decenas de inmigrantes a bordo. Fueron los supervivientes quienes, al llegar al puerto de Almería «con mucho frío, cansados y en estado de shock tras haber tragado mucha agua» relataron que había una docena de desaparecidos tras caerse de una embarcación avistada el miércoles a 15 millas al sureste de la Isla de Alborán, en Almería. Pero las horas transcurridas y el mal tiempo disminuían las opciones de hallarlos con vida, según reconocieron desde Cruz Roja. De hecho, la falta de visibilidad dificultó que los medios aéreos se sumaran a la búsqueda este jueves. En un primer momento Salvamento Marítimo rescató cuatro cadáveres y a 18 personas con vida, dos de las cuales estaban en estado muy grave y fueron evacuadas en helicóptero. Pero uno de ellos, en parada cardíaca, no llegó al hospital con vida. La oleada de pateras coincidió con la desarticulación en Almería de una red de trata que cobraba 4.000 euros por cruzar a los inmigrantes por el Estrecho de Gibraltar a bordo de motos acuáticas o barcas hinchables que simulaban faenar para pasar inadvertidas. Las barcas eran fletadas desde pesqueros o embarcaciones semirrígidas que salían de las costas cercanas a Tánger (Marruecos), y se acercaban hasta el límite de las aguas territoriales, donde les abandonaban en las barcas a su suerte «con la única indicación de que navegaran hacia las costas españolas».

La red fijaba un suplemento de 500 euros si el inmigrante quería un primer alojamiento en España, según fuentes policiales. Una vez en tierra firme, y si en función de la tarifa pagada, les recogían y trasladaban a otros puntos del país, generalmente Almería. La Policía pudo comprobar que la red llegó a proveer de documentación falsa o de otras personas con rasgos parecidos a algunos de los inmigrantes para facilitarles el paso de los controles fronterizos. E incluso aprovechaban los trayectos por mar para introducir droga en nuestro país.