Al menos 1.151 migrantes murieron en el Mediterráneo central y cerca de 10.000 fueron devueltos forzosamente a Libia desde que Italia cerrará hace un año sus puertos a las oenegés que rescataban personas en esta peligrosa ruta marítima. Las organizaciones Médicos Sin Fronteras (MSF) y SOS Méditerranée hicieron ayer balance de un año de la política de puertos cerrados a las naves humanitarias impulsada por el vicepresidente del Gobierno italiano y ministro del Interior, el ultraderechista Matteo Salvini.

En los últimos 12 meses murieron en el Mediterráneo al menos 1.151 personas, hombres, mujeres y niños vulnerables que huyen de África en dirección a Europa, según los datos de ambas ONG, difundidos en un comunicado conjunto. Y más de 10.000 personas fueron devueltas forzosamente a Libia, país desde el que parte la mayoría de migrantes y que se encuentra sumido en la guerra y la violencia desde 2011, lo que les «expone a nuevos e innecesarios sufrimientos» en sus campos de detención.

Hace un año Salvini, que llegó al Gobierno el 1 de junio junto al populista Movimiento 5 Estrellas, inauguraba su política de puertos cerrados a las oenegés al impedir el desembarco de 630 migrantes salvados por la nave Aquarius, operada por MSF y SOS Méditerranée. Estas personas pasaron varios días en el mar ante el pulso entre Italia y Malta sobre su acogida, y la situación se desatascó cuando España permitió su desembarco en el puerto de Valencia, gracias a una operación del Gobierno.

Desde entonces el veto a los barcos de las oenegés y las grescas entre países europeos para el desembarco y posterior distribución de los salvados se ha convertido en algo «normal», alertan. En el último año las dos organizaciones han documentado 18 situaciones en las que naves humanitarias han quedado bloqueadas en el Mediterráneo central al no saber a qué puerto trasladar a los náufragos a causa de la indecisión de los estados europeos.

Esto se traduce en 2.443 hombres, mujeres y niños que «quedaron varados en el mar mientras que los líderes de la Unión Europea debatían su futuro» y qué hacer con ellos. «La respuesta de los gobiernos europeos a la crisis humanitaria en el mar Mediterráneo y en Libia fue una carrera hacia el abismo», lamenta la responsable de operaciones de MSF, Annemaria Loof, quien pide dejar de «deshumanizar» a los migrantes por «fines políticos».