Aunque han pasado casi 30 años del Pónselo, póntelo, la primera campaña que tuvo como fin fomentar el uso del preservativo para prevenir las enfermedades de transmisión sexual, entre ellas el sida, el mensaje sigue sin calar en buena parte de los jóvenes. El 76,4% usa métodos anticonceptivos pero un preocupante 23,6% confiesa que no en todas las ocasiones. Los motivos, o bien porque practican sexo oral, o porque confían en la otra persona. Y un alarmante 29% señala que es porque cree que no corre ningún riesgo. Es decir, como si los embarazos no deseados o las enfermedades venéreas, que precisamente por el bajo uso del condón, están al alza, fueran algo que no les puede afectar.

Además, casi un 7% confiesa que es que la otra persona no quiere usar métodos anticonceptivos, con lo que sigue existiendo cierta coacción en las relaciones sexuales. Y la píldora del día después se usa 1,4 veces al año, sobre todo por las mujeres y para rectificar prácticas de riesgo como la llamada «marcha atrás», que aún usan un 4%.

Estos datos figuran en la encuesta sobre salud sexual y anticoncepción entre jóvenes efectuada por la Fundación Española de Contracepción. El sondeo se realizó en julio y participaron 1.200 jóvenes de entre 16 y 25 años, que contestaron un cuestionario, que se completó con las opiniones de dos grupos de discusión, uno de chicos y otro de chicas. Se trata de uno de los pocos barómetros que permiten acercase a la realidad sexual de los jóvenes, dado que la Encuesta Nacional sobre Salud Sexual, del Ministerio de Sanidad, no se efectúa desde el año 2009.

La investigación pone negro sobre blanco que la población más joven practica sexo con frecuencia. La media es de 2,64 veces a la semana y el 73% afirma haber tenido prácticas coitales. Si bien el 34% admite que en los últimos meses no.