En las estrechas y empinadas calles del Barrio Alto de Lisboa, donde abundan los grafitis y la ropa tendida, las conversaciones de sus gentes pueden ser escuchadas por las cámaras de videovigilancia, según informa el medio portugués Diário de Noticias. Una de las zonas más transitadas de la capital portuguesa y uno de sus focos de vida nocturna en la que la nueva normativa del Ministerio de Interior portugués autoriza a la Policia de Seguridad Pública (PSP) y la Guardia Nacional Republicana (GNR) a realizar escuchas en el espacio público sin necesidad de una orden judicial previa.

Bajo la premisa de aumentar la seguridad y reducir la criminalidad, las fuerzas de seguridad pueden captar el sonido y acceder a las conversaciones de los transeúntes siempre que exista un "peligro concreto para la seguridad de las personas y los bienes", aunque dicha actualización de la norma no especifica cuáles son esos casos y deja dirimir las situaciones a la policía. En el país vecino, los pinchazos telefónicos ya no requieren de autorización judicial previa.

Hasta ahora, la Comisión Nacional de Protección de Datos (CNPD) había bloqueado las escuchas en espacios públicos sin autorización previa, aunque dio el visto bueno de manera excepcional durante la última visita del papa Francisco a Fátima. Sin embargo, cuando este año el ministerio ha renovado el permiso ante la Procuradoría General de la República (PGR), ha evitado consultar a la CNPD.

La nueva normativa especifica que queda terminantemente prohibido realizar escuchas sin autorización dentro del domicilio privado, a lo que la CNPD alerta de que, dada la estructura de las calles y el lugar donde están fijadas las cámaras en Barrio Alto, es muy probable que se puedan captar las conversaciones del interior de las viviendas.