Barcos de recreo con los que podían fondear en cualquier cala desierta o entrar y salir sin despertar sospechas en los distintos puertos de la provincia de Cádiz. Este era el método utilizado por una de las bandas de narcotraficantes que operan en la zona, una fórmula no exenta de riesgos dado que uno de los desembarcos tuvo que ser frustrado al llegar a puerto y encontrarse a los agentes auxiliando a inmigrantes llegados en patera. Los 35 integrantes de la organización han sido detenidos por la Guardia Civil y puestos a disposición judicial acusados de delitos contra la salud pública, contra el patrimonio y por pertenencia a organización criminal. La operación, bautizada con el nombre de Comienzo, se inició en diciembre de 2018, cuando un agente de descanso observó, mientras circulaba con su coche, un todoterreno sospechoso y que, por sus características, se asemejaba a los que usan las organizaciones para transportar los fardos de hachís. Tras contactar con la Comandancia de Cádiz, comprobó como efectivamente se trataba de un vehículo robado, por lo que se dispuso a seguirlo.El agente se percató entonces de que se había formado un convoy para el transporte de la droga, con un vehículo de seguridad para dar aviso en caso de descubrir algún dispositivo policial. De hecho, explican fuentes policiales, este segundo coche se interpuso entre el agente y el todoterreno con la droga, que consiguió escapar de la persecución. Sin embargo, el agente logró identificar al conductor del vehículo de seguridad, y puso a la Guardia Civil sobre la pista de la organización.

La investigación lleva a los agentes a una organización criminal dedicada a introducir hachís desde Marruecos en embarcaciones de recreo con las que eludir la presión de las fuerzas de seguridad. Según explican fuentes de la Guardia Civil.