En la puerta se ha quedado silueteada la suela de una bota policial que indica que este chalet de Segur de Calafell ha sido uno de los domicilios en el que los Mossos d’Esquadra entraron en tromba para detener a uno de los 24 presuntos traficantes españoles que cayeron ayer de madrugada en una macrooperación contra el cultivo y exportación de marihuana. Esta casa del Baix Penedés, con fachada de color salmón, con juguetes de crío esparcidos por el jardín y un tendero con ropa familiar colgada, no parece la morada de un traficante. El treintañero detenido aquí, por ejemplo, era un hombre que había regresado a la casa de sus padres, un matrimonio de jubilados, después de separarse con su mujer, según cuentan los vecinos. Su madre hacía a mediodía de ayer equilibrios con la puerta, completamente rota, para que se sostuviera contra el marco y dificultase la vista de la prensa que observaba desde la calle. El detenido formaba parte supuestamente de una red de cultivo y tráfico de cannabis que vendía la mercancía al Reino Unido, un lugar en el que multiplicaba casi por tres los beneficios. Sin importar la ocupación de los criminales afincados en Catalunya (extorsiones, estafas, secuestros, robos violentos…), los Mossos llevan tiempo descubriendo en cada registro que todos simultanean su actividad principal con el cultivo de marihuana. Se trata de un negocio demasiado lucrativo, al que recurren delincuentes profesionales pero también ciudadanos sin antecedentes que caen en la tentación del dinero fácil. El boom de la marihuana hace imposible que la policía pueda intervenirla toda, y la lógica hace que se prioricen las plantaciones más grandes y los traficantes más peligrosos. Catalunya, y Girona en especial dada su proximidad con la frontera, se ha convertido en una tierra idónea para el anidamiento de traficantes de droga extranjeros. Pero también los hay nacionales, y este lunes la red desarticulada estaba integrada por 21 españoles -como mínimo- residentes en poblaciones como Segur de Calafell, Tarragona, Bisbal del Penedés, Gavà, Viladecans, Corbera de Llobregat o el Prat. En el Reino Unido el gramo de marihuana se paga a unos 15 euros. Y el kilogramo, a casi 1.500.