Conocer el estado en el que se encuentra el pequeño, a través de una cámara, era ayer el primer objetivo de los equipos de rescate del niño de 2 años que el domingo se cayó a un pozo de más 110 metros de profundidad en una finca privada de la localidad malagueña de Totalán. Así lo explicaba a los medios de comunicación el oficial Aitor Soler, responsable de la Unidad especial de emergencia y respuesta inmediata de la Comunidad de Madrid, ERICAM, con experiencia en rescates en cuevas y terremotos.

«Lo primero es ver a qué profundidad se encuentra y luego comprobar si está vivo o no», indicó Soler, quien precisó que la cámara permite conocer la temperatura y el movimiento, además de la conexión inmediata del niño con el exterior. La principal dificultad del rescate es el diámetro (menos de 30 cms.) del pozo, seguida de la profundidad. Una de las opciones -que pusieron en marcha los equipos de rescate- es la realización de una prospección paralela, que consiste es «hacer un agujero mucho más grande para trabajar con comodidad, suficientemente lejano como para que las vibraciones que se hacen en su construcción no afecten al primer pozo y no provoquen el desprendimiento de piedras», apuntó. Antes habrá que «asegurar» la perforación actual con unos tubos laterales a medida que se va profundizando para evitar la caída de piedras sobre el rescatador y el niño. La construcción de un túnel paralelo ancho, que podría llevar dos días, posibilitaría la bajada de un rescatista que podría hacer un agujero para llegar hasta el pozo inicial y el niño.

La situación en la que se encuentre el pequeño Julen dependerá de una serie de factores como la temperatura del pozo -que corresponde a la media anual de la zona-, la humedad, la estrechez y el daño que haya sufrido en la caída. Entre las ventajas del rescate de niños frente a adultos, Soler comentó que «no se dan cuenta de la situación tan extrema en la que se encuentran», lo que les «ayuda a resistir», y son «más flexibles», pero son «más débiles».

Además se trabajaba en otras dos alternativas para hallar al pequeño, como un excavación a cielo abierto al otro lado de la montaña o la extracción por succión de la tierra del pozo. Esta última tarea se puso en marcha ayer por la tarde. Se desconoce a qué altura puede encontrarse el niño, ya que se consiguió llegar a 73 metros de profundidad donde los equipos se toparon con un «tapón» de tierra que lograron perforar en 30 centímetros. Un robot para inspeccionar tuberías ha sido utilizado también para tratar de dar con el pequeño, sin resultados.

Durante los trabajos de rescarte, que no han cesado en la zonja desde el instante en que se produjo el suceso a mediodía del domingo se encontró una bolsa de chucherías y un vaso de plástico en el pozo y se extraía lentamente material del agujero con una piqueta y la ayuda de una cámara. Varias empresas de Andalucía y Cataluña se han ofrecido para colaborar en las tareas de rescate y algunas técnológicas han adaptado instrumentos para emplearlos en estas labores.

La familia informó el domingo a las 14.00 horas a los servicios de emergencia de que el niño había caído en este pozo, un orificio de prospección para buscar agua de unos 25 centímetros de diámetro construído hace solo un mes en la zona del Dolmen del Cerro de la Corona y que al parecer no estaba tapado o señalizado convenientemente, por lo que se activó un dispositivo de rescate que se mantuvo durante la noche de ayer y en el que participan un centenar de efectivos.

«El problema es que sigue cayendo material, se compacta, es húmedo, y la zona es fría... en definitiva, no es fácil seguir rastreando ahí», explicaba la subdelegada del Gobierno en Málaga, María Gámez, que señalaba que los trabajos técnicamente «son muy complicados y muy complejos». Gámez también comentó que los padres de Julen estuvieron en el lugar durante toda la noche de ayer, pese a que se les aconsejó que descansaran. Al respecto, la subdelegada del Gobierno dijo que están muy cerca de ellos y les han traslado «la tranquilidad de que toda la información que tengamos se la vamos a trasladar primero a ellos».

Agentes de la Guardia Civil, cerca del lugar de la búsqueda. EFE

En las labores para tratar de localizar al niño trabajan efectivos del 112, Consorcio Provincial de Bomberos, Protección Civil, el Equipo de Rescate e Intervención de Montaña (EREIM) de Álora y Granada, Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil, bomberos de Málaga capital y colaboran varias empresas privadas.

El presidente de la Diputación de Málaga, Elías Bendodo, garantizaba ayer que los equipos de rescate no «van a parar hasta encontrar al pequeño» y añadía que espera que lo puedan hallar «con vida». Bendodo lanzaba un «mensaje de ánimo en nombre de toda la provincia» a los padres y familiares del niño y a los efectivos de rescate que «están trabajando de forma incansable». El suceso causó una enorme conmoción en Málaga y la reacción solidaria y de apoyo de toda la clase política, incluido el presidente del Gobierno Pedro Sánchez.