La excesiva lentitud de la burocracia está poniendo en riesgo a centenares de especies animales en todo el mundo. Un nuevo estudio publicado en la revista 'Science' alerta de que el 62% de las especies vulnerables han tenido que esperar una media de 19 años para entrar en las listas de protección oficiales. Otras, en cambio, siguen esperando amparo incluso 24 años después de que la comunidad científica avisara de la necesidad de protegerlas. Eyal Frank (Universidad de Chicago) y David S. Wilcove (Universidad de Princeton), autores del recién publicado artículo, piden ahora a las autoridades internacionales un mayor compromiso para acelerar la implementación de las políticas de conservación.

Los investigadores analizaron la situación de 958 especies protegidas incluidas en la conocida lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), una iniciativa que funciona a modo de termómetro de la biodiversidad del mundo. El 28% de estas especies, todas ellas en riesgo por el tráfico internacional de animales, aún no cuentan con la protección de uno de los mayores organismos internacionales en temas de conservación: la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres, también conocida como CITES por sus siglas en inglés. Esta situación dejaría desamparadas a centenares de especies potencialmente en peligro de extinción.

Todo esto ocurre en un contexto en que, según argumentan los investigadores, el tráfico de animales salvajes ya está poniendo en riesgo la biodiversidad del planeta. Esta amenaza directa se suma a los problemas derivados de la degradación de los hábitats naturales y la incidencia del cambio climático. "La pérdida de estas especies puede ocasionar un 'efecto cascada' con el que se reduciría el funcionamiento de todo el ecosistema natural", recuerdan los expertos.

Luis Suárez, responsable del programa de especies de WWF (World Wildlife Fund), también destaca la importancia de mejorar las políticas de conservación. "Necesitamos que todo funcione lo más rápido posible para asegurarnos que de verdad estamos haciendo lo posible para proteger estas especies en peligro de extinción", explica el experto, no vinculado al estudio de 'Science'. "También tenemos que asegurarnos de que trabajamos a todos los niveles para salvaguardar a estos animales. Incluirlos en las listas no es suficiente si detrás no creamos una política de conservación real", añade.

El peligro de extinción se acelera

El acuerdo de CITES entró en vigor en el año 1975 recogiendo el compromiso de ochenta países para proteger todas aquellas especies animales y vegetales susceptibles de ser víctimas del comercio a escala global. Según indican fuentes de la organización, también recogidas por el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, actualmente el convenio protege unas 5.000 especies animales y unas 28.000 más vegetales. Ninguna de ellas se ha extinto bajo el amparo de la institución. Pero, según argumentan Frank y Wilcove, en casi dos tercios de los casos, el proceso CITES de regulación del comercio de especies amenazadas va por detrás de la identificación de la UICN de especies que necesitan protección.

"La demora en la aplicación de la información científica en la formulación de políticas de conservación podría resultar en la extinción de las especies", recalcan los investigadores. Las nuevas tendencias en el tráfico de especies silvestres pueden desarrollarse muy rápidamente. Hay incluso algunas especies que pueden pasar de estar dentro de lo común a estar al borde de la extinción en tan solo unos años, explica Eyal Frank, uno de los autores del estudio. Un proceso de formulación de políticas públicas debería responder rápidamente a la nueva información para prevenir la extinción de cientos de animales y plantas. Por esto mismo es muy importante que los responsables políticos permitan a las autoridades científicas informar rápidamente de las necesidades de protección de las especies, añade.

El debate se reabre a tan solo unos meses de que los países miembro de CITES se vuelvan a reunir para actualizar la lista de especies protegidas. CITES y la lista roja de la IUCN son dos de las herramientas más importantes que tenemos para salvar la vida silvestre que actualmente está siendo amenazada por el comercio internacional. Por esto mismo resulta vital que estas dos instituciones trabajen juntas para luchar contra este problema, argumenta David Wilcove, autor del artículo.