Las noticias falsas sobre los efectos secundarios de las vacunas están reduciendo las tasas de vacunación en algunos países europeos, «dejando a niños expuestos a virus que pueden ser letales y exponiendo al resto de la comunidad a epidemias». Así lo alertó ayer el vicepresidente de la Asociación de Investigadores en eSalud (AIES) y coordinador de la iniciativa #SaludSinBulos para combatir los bulos de salud en Internet, Carlos Mateos, durante el Congreso de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG).

Uno de los «bulos más peligrosos», ha explicado, es el que relaciona las vacunas con la aparición del autismo, difundido además por personajes famosos como el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, o el presentador Javier Cárdenas. «El supuesto estudio en el que se basan los antivacunas para difundir este rumor ha sido descalificado por falso por la comunidad científica y ha habido centenares de investigaciones clínicas demostrando la seguridad y eficacia de las vacunas y que no existe relación con el autismo», ha aseverado. Sin embargo, «la sospecha infundada sobre la relación con el autismo y otras enfermedades ha calado en gran parte de la población», lamenta Mateos. Y ha puesto sobre la mesa un estudio publicado este mes de mayo en la revista JAMA Pediatrics que revela que los padres de niños autistas vacunan a sus hijos en mucha menor proporción que lo hace el resto de la población y que ese patrón lo siguen en los hermanos menores del hijo con autismo.

Además, ha agregado, la revista Vaccine, en su último número, advierte que las campañas en favor de la vacunación en redes sociales no llegan a las personas que están en contra porque «los grupos antivacunas sólo se informan en sus propias comunidades», y que la polarización a favor y en contra se ha acentuado en los últimos años. En este punto ha señalado que entre los grupos antivacunas se habla de la presencia de materiales como el aluminio en las vacunas y «funcionan muy bien» las «teorías conspiratorias de la industria farmacéutica». Junto a los efectos secundarios de las vacunas, otros ámbitos donde se extienden la mayoría de bulos sobre la salud en España son los que se refieren a la alimentación --alimentos cancerígenos o alimentos que lo previenen-- y los que hablan del cáncer, una patología con numerosas noticias falsas: desde que el táper de plástico en el microondas, el aire acondicionado del coche o factores psicológicos pueden provocar la patología, hasta que los dispositivos móviles están relacionados con la aparición de tumores cerebrales. Frente a esta situación, el coordinador de #SaludSinBulos ha instado a «combatir los bulos identificando a los creadores de noticias falsas y formando a la población y a los profesionales sanitarios».

Precisamente esta iniciativa busca la colaboración de todos los profesionales sanitarios para «desmontar» bulos en Internet, así como titulares alarmistas de algunas páginas web que persiguen conseguir visitas. Tanto es así, que ante los «recurrentes bulos» sobre la necesidad de donaciones de sangre en hospitales a través del WhatsApp se está pensando en crear una red de alertas hospitalarias que se ponga en marcha cuando una de estas noticias falsas afecte a un centro sanitario.

Mateos admite que se está produciendo una «pérdida de confianza en el profesional sanitario», pese a que «es el que mejor puede orientar al paciente». Según declaró, en los últimos años «se ha producido un cambio radical de patrón» del «modelo paternalista» en el que el paciente hacía todo lo que le decía el médico, hasta la actualidad, cuando «el paciente tiene un poder enorme y puede destruir su reputación».