Freda Jackson, la turista británica de 81 años que criticó la presencia de españoles en un hotel de Benidorm durante sus vacaciones, ha señalado que sus declaraciones fueron "sacadas de contexto". "Nunca dije que el español debía ir a otro sitio, solo que el hotel no atendía a los ingleses", ha manifestado.

Jackson pasó en mayo dos semanas en España. La turista británica había contratado un paquete turístico con la aerolínea inglesa Thomas Cook. Su destino era la ciudad alicantina. Y para su sorpresa, el complejo donde se alojó acompañada de una amiga se encontraba lleno de españoles. "¿Por qué no se van a otra parte?", denunció después, a su vuelta a Inglaterra.

Con una artritis crónica diagnosticada, los problemas de movilidad no impidieron su viaje desde Manchester. A la llegada al hotel, la recepción les entregó las llaves de una habitación en el piso número 14. Tras una reclamación, la compañía modificó la reserva y les facilitó una estancia en el segundo piso, "a 42 escalones de la piscina".

La mujer inglesa ha sido operada este mes de la rodilla. Jackson ha aprovechado la estancia de recuperación en el hospital para censurar en una nueva entrevista en el diario 'Mirror' junto a su nieta Lyndsey la repercusión mediática de sus comentarios. "Las personas que ni siquiera me conocen me llaman racista, lo cual no es cierto", ha denunciado.

Defensa de la nieta

Lyndsey se enteró de la noticia a través de su hijo, que vio a su bisabuela en la televisión, y ha recriminado como "bullying" que "la gente ha ennegrecido su nombre y la ha etiquetado como una quejica en serie que no es. Si lo hubiera sido, se habría quejado de muchas más en los últimos 80 años, pero no lo ha hecho. No se ha quejado antes de unas vacaciones".

Su nieta ha reprochado que "todo el mundo la estaba maltratando. Es una mujer de 81 años. No está bien y no es justo. Hay dos lados en cada historia y esto solo es intimidación".