La lección sobre las luciérnagas parecía estar aprendida. El brillo de estos insectos, conocido como bioluminiscencia, era su manera de atraer la atención de una pareja. Es decir, nada más ni nada menos que una técnica de cortejo muy vistosa. ¿Pero es esta la única función de sus característicos destellitos de luz? De acuerdo con un nuevo estudio publicado en la Science Advances, no. El brillo de las luciérnagas también podría ser una herramienta de estos insectos para evitar ser cazadas por murciélagos depredadores.

Ventaja evolutiva

Según apuntan los responsables de la investigación, que las luciérnagas utilicen su bioluminiscencia como señal para avisar a los depredadores no debería sorprender demasiado. Esta estrategia es bastante conocida en el mundo animal, como en el caso de la rana dardo o la babosa marina, especies que utilizan sus vistosos colores y su olor corporal para alertar a su entorno. En el caso de las luciérnagas, los investigadores han descubierto que estos insectos enviarían advertencias multisensoriales a sus potenciales depredadores para evitar ser cazadas.

En este sentido, el brillo de las luciérnagas podría entenderse como una característica que beneficia tanto a los insectos como a sus depredadores. Estos destellitos de luz servirían de aviso a los murciélagos para indicar que las sustancias químicas que producen el característico brillo resultarían amargas para el paladar de estos mamíferos. Un rasgo que, a su vez, quedaría respaldado por el vómito que sufren los murciélagos una vez ingerida una luciérnaga bioluminiscente.

El experimento

Para comprobar este fenómeno, que hasta ahora tan solo había sido planteado en estudios anteriores, los responsables de la investigación crearon un escenario para la lucha entre especies. Murciélagos (Eptesicus fuscus), luciérnagas (Photinus pyralis), escarabajos y polillas (entre otros) fueron encerrados durante cuatro días en una habitación oscura.

Fue entonces cuando los investigadores observaron cómo estos insectos bioluminiscentes utilizaban su brillo para evitar ser cazadas. Una advertencia que, paralelamente, los murciélagos aprendieron a asociar con la tasa de aleteo característica de estos insectos. Una señal multisensorial que beneficiaría tanto a luciérnagas como a murciélagos.