Los bisontes americanos, símbolo de las grandes praderas que se extienden por Canadá y Estados Unidos, son en realidad de origen asiático y llegaron atravesando el estrecho de Bering en un momento propicio de la última glaciación, hace entre 195.000 y 130.000 años. Así lo demuestra un estudio encabezado por Beth Shapiro, profesora de la Universidad de California en Santa Cruz, y su colega Duane Froese, profesor de la Universidad de Alberta, que se ha publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences. Luego se expandieron con gran rapidez.

Los investigadores emplearon técnicas para la extracción de ADN antiguo y secuenciaron los genomas mitocondriales de más de 40 bisontes, especialmente los dos fósiles más antiguos jamás recuperados (un bisonte de 130.000 años localizado en el Yukón, cerca de Bering, y otro unos 10.000 años más joven encontrado en Colorado, miles de kilómetros al sur). Con todas esa información, los científicos querían determinar la tasa natural de variación genética y buscar el antepasado común, lo que llamaban "la madre de todos los bisontes".

El análisis dio como resultado un rango temporal mucho más reciente de lo que hasta ahora se pensaba, los citados 130.000-195.000 años (los humanos llegaron bastante después, hace entre 20.000 y 15.000 años, aunque las fechas también son discutidas y se cree que pudo haber varias entradas, incluso anteriores).

ESPECIE INVASORA

"Para cruzar desde Asia hasta América del norte, el bisonte utilizó lo que se llama el puente de Beringia, el territorio que quedó libre de agua - descenso del nivel del mar- que acompañó en diversas épocas a la última glaciación. "Después de llegar a Alaska, los bisontes se extendieron rápidamente por todo el continente aprovechando las fértiles praderas que formaban parte del ecosistema de la era del hielo", escriben los investigadores. En menos de 20.000 años, casi como una especie invasora, los bisontes dominaron un ecosistema que durante el millón de años anterior había estado ocupado por caballos y mamuts. Ambos competidores acabaron extinguiéndose.

Tantos los bisontes americanos como sus parientes europeos, que son de un tamaño ligeramente inferior, proceden de un antepasado común que vivió probablemente en Asia central durante el Pleistoceno, hace al menos un millón de años. Curiosamente, actualmente la población de bisontes americanos asciende a unos 500.000 ejemplares, aunque solo unos 15.000 pueden considerarse totalmente salvajes. En cambio, en Europa quedan solo 3.000.