Sin ruido y sin el despliegue de efectivos, voluntarios o traductores esperando en el muelle, el barco de la oenegé Proactiva Open Arms ha atracado justo después de las ocho y media en la bahía de Algeciras. Ha atracado en el muelle de Campamento, en el término municipal de San Roque, para desembarcar a los 87 inmigrantes rescatados hace una semana en el Mediterráneo frente a las costas de Libia. Con bailes y palmas, y un improvisado cartel en el que se leía "Gracias España" con un corazón, el grupo ha podido por fin pisar tierra firme después de una semana en alta mar.

Ninguno de ellos dispondrá tampoco de los permisos extraordinarios de residencia por motivos humanitarios, y su llegada a España ha seguido los mismos procedimientos que el resto de pateras que en las últimas semanas han sido avistadas en el Estrecho de Gibraltar y rescatadas por Salvamento Marítimo, un trato tildado ya como “discriminatorio” por la Red Española de Inmigración y Ayuda al Inmigrante, que destaca la coincidencia del cambio de postura del Ejecutivo con las declaraciones y manifestaciones del comisario europeo Dimitris Avramopoulos, que aunque alabó la actitud española consideró que “esto debía acabar”.

Los primeros en desembarcar han sido los seis menores no acompañados, seguidos por el resto de menores junto a sus familiares y por último el grueso de los adultos, todos ellos varones. El dispositivo ha sido muy rápido, según han confirmado sorprendidos los miembros de Open Arms. Nada más pisar el muelle, los efectivos de Cruz Roja les tomaban la temperatura y les conducían a una pequeña carpa donde les proporcionaban zapatos y ropa con la que sustituir al pijama de papel que la oenegé les dió en el barco. Tras tomar agua y un poco de alimento, fueron conducidos por turnos en tres autobuses de la Guardia Civil y la Policía Nacional a la cercana nave Crinavis, donde se ha montado el Centro de Atención Temporal a Extranjeros (CATE) para realizar los trámites de identificación. Miembros del cuerpo técnico de ACNUR han estado también en la zona para atender a los rescatados, ya que dada su procedencia de países en guerra como Darfur o Sudán del Sur serán peticionarios de asilo y previsiblemente se quedarán en el país.

El jefe de operaciones del barco, Ricardo Gatti, explicó este miércoles que los inmigrantes se encontraban cansados y todavía con cierto miedo a ser devueltos a Libia, aunque se han animado un poco al empezar a ver barcos al llegar a aguas españolas. Al ser rescatados, llevaban varios días sin comer ni beber, y los víveres a bordo se han revelado insuficientes, por los que Salvamento Marítimo de Cartagena les tuvo que proporcionar ayer algunos alimentos. La oenegé ya había avisado que la mayoría de los pasajeros tiene heridas leves, y que alguno presenta incluso un disparo en el pie que necesita ser operado.

Open Arms socorrió a los inmigrantes el pasado 2 de agosto, pero Italia y Malta rechazaron que el barco atracase en cualquier a de sus puertos para dejarles en tierra firme. La oenegé tuvo que solicitar entonces al Centro Nacional de Salvamento Marítimo un puerto seguro para poder atracar a los 87 inmigrantes, entre los que se encuentran 12 menores, seis de ellos no acompañados. Cuatro días más tarde, y cuando ya se encontraban cerca de aguas españolas, el Gobierno central autorizó la entrada del barco en el Puerto de Algeciras, a dos días más de viaje, donde en las últimas semanas se ha habilitado un dispositivo especial para atender a los inmigrantes que tratan de alcanzar Europa en patera.

Es precisamente la existencia de este dispositivo lo que justifica el diferente estatus dado a los últimos inmigrantes recogidos por el Open Arms de los primeros que llegaron a bordo del ‘Aquarius’. “Lo que el 17 de junio era un desembarco excepcional, con personas que necesitaban una valoración, una atención y una gestión que no se sabía el tiempo que iba a durar, es, menos de dos meses después, un procedimiento probado”, subrayó este miércoles la secretaria de Estado para Inmigración, Consuelo Rumi. Hacía referencia al CATE del puerto de Algeciras, una suerte de macrocomisaría para atender a los inmigrantes y cumplir el plazo legal de 72 horas para realizar los trámites de identificación y apertura de extranjería. De la misma manera, la Delegación del Gobierno en Cádiz que ese dispositivo “es el más adecuado y seguro” para recibirles.

A continuación, los 87 inmigrantes andarán el pequeño tramo que les separa de la nave de la empresa Crinavis, el CATE, que cuenta con instalaciones de aseo, sanitarias, comedor e incluso literas, y espacios separados para mujeres y hombres. Con capacidad para hasta 500 identificaciones diarias, y con apenas un centenar de inmigrantes más rescatados en las últimas horas, la estancia de los inmigrantes del Open Arms en estas instalaciones se prevé muy breve. Tras su identificación, serán trasladados al centro de acogida de Chiclana de la Frontera, gestionado por Cruz Roja, mientras que los menores acompañados quedarán bajo tutela de la Junta de Andalucía.