El pesquero Gure Leire, abordado el 27 de mayo al norte del archipiélago de las Azores con 2.500 kilos de cocaína y siete tripulantes a bordo, se dirigía hacia las costas gallegas después de cargar la droga, distribuida en 84 fardos, desde un buque nodriza que había partido desde Surinam. Así lo explicaron ayer la subdelegada del Gobierno en Pontevedra, Maica Larriba; la delegada especial de la Agencia Tributaria en Galicia, Imelda Capote, y el jefe de la dependencia de Aduanas en Galicia, Jaime Gayá, tras el desembarco de la droga y de los siete tripulantes, gallegos y vascos, este lunes en Vigo.

Todos ellos, incluido el armador y patrón del pesquero, pasaron a disposición del Juzgado de Instrucción número 5 de Vigo, en funciones de guardia, por exhorto de la Audiencia Nacional, que dirige la operación y que ya decretó la medida cautelar de prisión provisional por vía telemática. Además de las siete detenciones, practicadas en alta mar, se han realizado registros en tres domicilios en Ondarroa y Berriatua (Vizcaya).

La investigación comenzó el pasado abril, cuando la entrada en el puerto de A Coruña del Gure Leire despertó las sospechas de Vigilancia Aduanera, según apuntó Imelda Capote, por un aprovisionamiento extraordinario de combustible. De hecho, este pesquero era una de las embarcaciones objeto de seguimiento en el marco de la denominada operación Pascal Atlántico, en coordinación con la Aduana Francesa. De acuerdo con la investigación, la droga incautada, cuyo precio en el mercado podría rondar los 80 millones de euros, tenía su origen en Sudamérica.