Julen Perelló, el niño de dos años que cayó por un pozo de Totalán (Málaga) el pasado mes de enero, falleció a causa de los golpes recibidos durante el descenso contra los salientes de las paredes. El informe definitivo de la autopsia despeja cualquier tipo de duda y confirma que el fallecimiento se debió a un traumatismo craneoencefálico y raquimedular, y que la muerte se produjo unos minutos después de su desaparición. Una vez completadas las pruebas periciales, las partes tienen ahora un plazo de cinco días para pedir el archivo o que la causa siga adelante.

Hasta el momento, solo el dueño de la finca en la que se hallaba el pozo, David Serrano, está imputado, y por un delito de homicidio imprudente. De hecho, fue su defensa la que sembró la duda sobre lo ocurrido al presentar en el juzgado un informe de parte, elaborado por un arquitecto, en el que se apuntaba como causa de la muerte los golpes en la cabeza provocados por la piqueta de rescate.

Es más, apoyándose en el video sobre el operativo para sacar a Julen, la defensa subrayó el uso de una barra metálica para intentar retirar el tapón de tierra que se había formado a 71 metros de profundidad, justo encima del cuerpo del niño. Así, se habría dejado caer en reiteradas ocasiones esa barra contra la tierra, llegando a profundizar hasta 40 centímetros, lo que justificaría la aparición de cabellos del niño en el extremo de la piqueta.

Sin embargo, nada más lejos de la realidad. El informe del Instituto de Medicina Legal, firmado por hasta cuatro forenses, certifica que la muerte del niño se produjo en torno a las 13,50 horas, escasos minutos después de caer por el angosto pozo de 22 centímetros de diámetro. La muerte fue, por tanto, inmediata, por lo que en nada influyeron las tareas de rescate, que comenzaron al menos tres horas y 40 minutos después, una vez que los agentes lograron introducir una cámara robot de una empresa de desatoros para determinar la ubicación del cuerpo y establecer el procedimiento para sacarlo, lo que no se logró hasta pasados 13 días.

Caída frenada por la ropa

En este sentido, los forenses detallan que el cráneo del menor presentaba dos fracturas, una en la zona occipital y otra en la región temporal izquierda, pero no había lesiones en la parte superior de la cabeza, lo que unido al ángulo en que fue encontrado el cuerpo del niño les lleva a constatar que los golpes no se produjeron por objetos ajenos al pozo. Así, los golpes fueron causados por los salientes del pozo, y apuntan a que no fue una caída libre, sino que, dadas las dimensiones del agujero y las características del mismo, al precipitarse en su interior el niño se fue frenando por el rozamiento de las ropas y las irregularidades de las paredes del tubo.