En España se expiden al año unos 750.000 permisos de conducir. Más del 97% de los aspirantes a conductores acuden a las autoescuelas para formarse de cara al examen teórico, y más del 99,9% lo hacen para formarse en la práctica. Son datos de la Dirección General de Tráfico (DGT) y la Confederación Nacional de Autoescuelas (CNAE). Con todo, el número de autoescuelas ha descendido por tercer año consecutivo. A finales del 2018 operaban 269 escuelas de formación vial menos que dos años antes, según un informe de la CNAE. La aparición de apps para sacarse el carnet de conducir sin pisar un aula está transformando poco a poco el sector de las autoescuelas, que se resiste y plantea la necesidad de una formación presencial con profesionales.

Actualmente, los aspirantes a conductor pueden presentarse por libre al examen de conducir, si bien el solicitante debe cumplir varios requisitos, como designar quién será su acompañante durante el aprendizaje que deberá ser titular de un permiso B de circulación, no haber sido condenado por hechos de tráfico y no haber sido autorizado para ser acompañante de otro aprendiz durante los doce meses anteriores. Asimismo, el solicitante deberá disponer de doble mando de freno y embrague y presentar la documentación necesaria a la Jefatura Provincial de Tráfico, entre otras condiciones. La confederación nacional de autoescuelas está en contra de estos adiestramientos caseros. «Quien se presenta por libre suele recibir clases de algún familiar o amigo, que no es profesor de formación vial, y lo más probable es que le transmita alguna información dudosa o falsa y contribuya a que el conductor novel adquiera algún vicio en el manejo del vehículo», explica el presidente de la confederación, José Miguel Báez.

Esto podría cambiar a partir del próximo 1 de julio, cuando la DGT prevé que entre en vigor una modificación del Reglamento General de Conductores que contempla, entre otras cosas, modificaciones en el sistema de formación vial y exámenes. El Ministerio de Interior tiene encima de la mesa el borrador de un real decreto cuyo objetivo es mejorar la seguridad vial y reducir así la accidentalidad. Uno de los puntos contempla ampliar los mínimos exigibles en la prueba incluyendo una formación teórica presencial obligatoria de ocho horas. Este curso versará principalmente sobre los colectivos vulnerables (peatones, ciclistas y motoristas), los factores de riesgo (velocidad, alcohol, drogas), distracciones al volante (utilización del teléfono móvil) y el uso de sistemas de seguridad (casco, cinturón, sillita infantil).

La Confederación Nacional de Autoescuelas, que agrupa a 58 asociaciones provinciales que dan servicio a unas 8.000 autoescuelas, valora positivamente esta iniciativa, si bien apuesta por un mínimo de 12 horas, el mismo tiempo que se exige para el curso de recuperación de seis puntos. El presidente de la confederación de autoescuelas sostiene que «no hay otro modo de que el alumno descubra las fatales consecuencias de la velocidad excesiva, de las distracciones y del consumo de alcohol o de sustancias estupefacientes ligado a la conducción». Báez es contundente: «no hay ningún programa que pueda sustituir la figura del profesor de autoescuela».

Medidas similares para implantar un número mínimo de clases de formación teórica presencial ya han sido adoptadas en el 80% de los países europeos, según la CNAE. «En España solo hay una formación teórica y práctica obligatoria en la autoescuela, de nueve horas, en el caso del permiso A, que permite conducir motos de gran potencia. Somos una anomalía», sostiene el presidente de la patronal de las autoescuelas.

Dribo es una de las aplicaciones para móviles que permite aprobar el carnet de conducir sin pisar un aula. Uno de sus fundadores, Enric Romero, considera que este decreto actualmente en borrador solo es una manera de «imponer una puerta de entrada» que favorece a las autoescuelas. «No es normal que te puedas sacar una carrera universitaria a distancia y en cambio tengas que ir a una escuela para sacarte el carnet de conducir», afirma Romero, que también es miembro de la Plataforma de Autoescuelas Digitales (PAD), constituida en febrero de este año para defender los derechos de sus estudiantes y proteger un espacio virtual de aprendizaje.

Las apps quieren transformar el sector, modernizarlo y sobre todo hacer más accesible la formación vial, pero la Cnae mantiene que «solo hay un tipo de autoescuela» y que «otros modelos no son autoescuelas».