La envidia genera emociones negativas en la persona que lo sufre, pero también en las personas que generan esa envidia. Conocemos sus consecuencias pero, pese a eso, no somos capaces de liberarnos de ella. Para ello, deberíamos partir primero de su entendimiento para pasar a su manejo y su transformación. De esta forma, no solo sabremos reducirla sino también evitar que aparezca en nuestra vida.

Gestionarla y manejarla nos ayudará a poder vivir relaciones más fructíferas fuera de conflictos, tanto en nuestra vida familiar, social o laboral. Aunque no siempre es fácil, podemos empezar a liberarnos de la envidia si sabemos qué pasos seguir.

SUPERA LA ENVIDIA

Cada persona, en algún momento de su vida, puede tener la sensación de escasez, de que algo no está disponible en grandes cantidades y que se acabará sin que él reciba lo que necesita. Puede ocurrir con los juguetes y con los hermanos, con el amor de una pareja o con el dinero de un amigo. Esta mentalidad de escasez en lugar de sentir orgullo y admiración por lo que el otro esté disfrutando es lo que produce los celos. Emociones que nos llenan de ira, nos nublan y hacen que no haya una llamada a la acción, sino que sea un acto pasivo de dolor.

Para acabar con la envidia y mejorar nuestra envidia, debemos seguir los siguientes pasos:

1. Foco interno

La envidia dirige el foco hacia lo que el otro tiene y nosotros nos. Sin embargo, el foco es muy cerrado. No nos permite ver todo lo que nosotros sí tenemos en nuestra vida y que nos pueden hacer disfrutar. Repasarlo mentalmente hará que vayamos viendo las cosas por las que debemos sentir gratitud, abriendo poco a poco el foco.

2. Tus amigos

El ser humano imita los patrones de comportamiento de las personas de alrededor, muchas veces de forma inconsciente. Si estamos rodeados de personas negativas y envidiosas, asimilaremos como nuestros sus esquemas. Ten cuidado con las personas tóxicas.

3. Altruismo

Este punto se combina con la gratitud. Una de las herramientas más poderosas para cambiar de foco, es abrirlo a los demás, al altruismo y la generosidad. No siempre es necesario hacer voluntariado, a veces basta con buscar cada día una persona de nuestra rutina a la que brindar ayuda.

4. Autoexigencia

Es uno de los rasgos más frecuentes a día de hoy en las consultas psicológicas. Las nuevas generaciones están siendo educada para tener este rasgo, algo que acaba siendo limitante, que bloquea a la persona y que hace que siempre tenga la sensación de que nada es perfecto, de que siempre falta algo. Aquí, respecto a la envidia, debemos trabajar la aceptación de que no podemos tenerlo siempre todo, y que a veces no es necesario para que podamos ser felices.

5. Admiración

La experta en Ingeniería Emocional, Arancha Merino, lo tiene claro: la envidia y los celos son producto de sentir rabia en lugar de amor o admiración por lo que el otro tiene. Debemos dejar de mirar la carencia en nuestra vida y celebrar lo que la otra persona acaba de conseguir o con lo que está disfrutando. Su alegría puede ser también la nuestra.

6. Diluye los pensamientos

Si piensas que tus pensamientos son como una madeja de hilos y empiezas a tirar, puedes al final llegar a la conclusión de que lo que estabas sintiendo era irracional e infantil. Puedes escribirlo, ya que nos ayuda a clarificar lo que sentimos.

Los celos se pueden sentir en muchos momentos de nuestra vida, de forma puntual y sin consecuencias emocionales. Sin embargo, a veces acabamos quedándonos anclados en ellos y sintiéndolos a menudo. Para eso, es importante que sepamos trabajar la admiración por el otro, la gratitud en nuestra vida y la aceptación. Mejorará nuestra calidad de vida.