Continúa el goteo de profesores jesuitas denunciados por exalumnos del colegio Sant Ignasi de Sarrià (Barcelona). La última demanda la ha presentado este miércoles en los Mossos d'Esquadra Joan R. C. (Barcelona, 1954), que describe los abusos sexuales que sufrió por parte del "padre Garí" durante el curso escolar de 1964-65. Así, el nombre de Garí se añade a los de Lluís Tó (denunciado por tres víctimas pero con acusaciones de más de una decena de hombres y mujeres), Pere Sala (dos denuncias de los hermanos Jordi y Oriol de la Mata, las víctimas que comenzaron a tirar del hilo a través del correo abusados.jesuitas@gmail.com) y Antoni Roigé (una denuncia, de Ignacio D. B.).

Los Jesuitas de Cataluña abrieron en el mes de diciembre del 2018 una cuenta de correo (escoltar@fje.edu) para que los exalumnos de los ocho colegios catalanes les hicieran llegar casos de abusos sexuales que hubieran sufrido en el pasado. Transcurridos tres meses, han recibido 19 mensajes que señalan a siete sacerdotes jesuitas y a un octavo profesor laico. El padre Garí no es ninguno de ellos, una circunstancia que eleva a nueve el total de docentes entre religiosos y laicos acusados de pederastia de los que tiene conocimiento la orden.

Según informan fuentes de los Jesuitas, en los archivos consta que Garí abandonó la comunidad en 1971. Estudiante de teología, no llegó a sacerdote. Sobre su actitud con los menores, admiten los Jesuitas, existían "rumores" de que el rector del colegio, a pesar de "indagar", no pudo "llegar a constatar" ningún abuso aunque también había "malestar" por parte de algunos profesores. Garí, al parecer, se mostraba excesivamente "familiar con los alumnos".

LA DENUNCIA DE JOAN

Joan se dirigía con el resto de compañeros hacia el exterior de la escuela para realizar una clase de educación física. Iba en último lugar. Garí a él no le dejó salir del edificio y le ordenó esperar junto a la puerta. A los pocos minutos, cuando la clase de gimnasia sueca ya había comenzado, Garí regresó. "Me llevó a una habitación, que tenía una colchoneta en el suelo, y me dijo que cogiera una escoba y me pusiera a barrer", recuerda. Cuando llevaba poco rato ocupado en esa tarea, Garí apagó la luz, se abalanzó sobre él y lo tumbó sobre la colchoneta. "Comenzó a tocarme -también en los genitales-, mientras me preguntaba si tenía cosquillas", explica.

Aquella situación, con el cuerpo del adulto aprisionándolo contra la colchoneta, se alargó durante algunos minutos. Finalmente, el religioso se apartó y Joan pudo reincorporarse y huir. Una vez afuera, se palpó la parte trasera del pantalón y vio que estaba húmeda. "Años más tarde comprendí que había eyaculado sobre mí", aclara.

Lo normal en esa época, corría el año 1965, era quedarse callado. Joan, en cambio, lo contó en casa. Él era el segundo de ocho hermanos y entonces los tres mayores estaban inscritos en el Sant Ignasi. Su madre se dirigió al colegio y pidió explicaciones. Joan cree que lo que sucedió fue que su madre decidió sacar a sus tres hijos de la escuela, o que los jesuitas la invitaron a hacerlo, y que lo pactado con ellos era que no suspenderían a Joan para que pudiera matricularse en 3 de bachillerato en otro centro.

Durante el resto del curso se sintió "castigado", asegura. "Me mantuvieron apartado del resto de los alumnos, pero pasé de curso limpio y me marché del colegio". "No quiero saber nada de los Jesuitas, solo he contactado con los hermanos de la Mata para que todo esto se sepa", concluye.