Los problemas de ansiedad son cada vez más frecuentes en España. Se estima que uno de cada cuatro personas sufre o ha sufrido a lo largo de su vida ataques de pánico o episodios de alta activación. Aunque los síntomas pueden variar dependiendo del tipo de ansiedad, lo más común a la hora de buscar ayuda es que se presente un trastorno de ansiedad.

La ansiedad, en la que aparece fatiga, tensión muscular o excesiva preocupación, cuenta con numerosas técnicas empleadas por los especialistas para su tratamiento. Tres de todas estas técnicas son las que puedes empezar a poner en práctica para disminuir el nivel de activación.

SÍNTOMAS DE ANSIEDAD

El estrés laboral o problemas familiares son causas frecuentes a la hora de que una persona presente ansiedad, aunque no son las únicas. De hecho, en adultos también se asocia al consumo de estimulantes, como la cafeína o el tabaco, y al abuso de alcohol.

A la hora de diagnosticar un trastorno de ansiedad se tienen en cuenta la presencia de varios de estos síntomas:

Ansiedad o preocupación excesiva durante, al menos, 6 meses.

Falta de control sobre las preocupaciones.

Inquietud.

Cansancio elevado.

Falta de concentración.

Mal humor.

Tensión muscular.

Problemas de sueño.

Supera la ansiedad

Una preocupación sobre el futuro, la aparición de estrés en el trabajo o una tendencia física a la activación son más que suficientes elementos que acaben haciendo brotar la ansiedad.

Desde la terapia psicológica, no solo se busca que la persona sepa relajar su cuerpo, sino entrenar su cerebro para no llegar a puntos elevados de ansiedad. ¿Cómo podemos entonces aprender a calmarnos?

1. Ocio diario.

Entramos en una rutina de trabajo de lunes a viernes sin tiempo para nosotros mismos o para nuestra vida social. Tendemos a mantener una rutina que a priori nos parece segura pero que acaba desgastando nuestra energía. Es necesario que siempre haya a lo largo del día un momento de desconexión absoluta fuera del trabajo.

Por ejemplo, los niños pequeños dedican el tiempo de ocio en el recreo para jugar y nunca para hablar sobre las asignaturas o los profesores. Esto les hace poder relajarse fácilmente y desconectar.

2. Inundación de problemas.

Damos vueltas a los problemas durante todo el día. Es un bucle de malestar que lo único que logra es la alta activación, nunca el desahogo. Intentar bloquear estos pensamientos es improductivo. La alternativa eficaz es dedicar de 5 a 10 minutos fijos al día a descargar mentalmente todo lo malo. Lo ideal es hacerlo siempre a la misma hora, por ejemplo, a la salida del trabajo, y pasados esos minutos no volver a dedicar tiempo a esos pensamientos.

3. Diario de gratitud.

Esta popular técnica consiste, en su origen, a dedicar cada día unos minutos a escribir varias cosas por las que te sientes agradecido en tu vida. Adaptado a la ansiedad ha demostrado su eficacia si se modifica ligeramente. La variante consiste en dedicar los minutos previos a dormir, cuando ya estamos en la cama, a repasar mentalmente momentos buenos del día. Esta técnica se utiliza desde la Psicología Positiva con niños, siendo los padres los que ayudan al hijo a hacer este repaso en la cama.

Aunque siempre hay que buscar ayuda especialidad a la hora de enfrentarnos a la ansiedad, existen diferentes técnicas que se pueden realizar para tratar de disminuir nuestra activación. Problemas en el trabajo o mala relación con tus vecinos son causas de ansiedad que, en ocasiones, pueden solventarse si sabemos cómo gestionar nuestras emociones.