La Xylella, la bacteria que ha matado olivos a lo largo de 540.000 hectáreas en Italia y que se ha detectado en Baleares a finales de octubre, aún no ha hecho acto de presencia en la Península Ibérica. No obstante, no se puede excluir su presencia en el territorio peninsular. Plantas de las islas tuvieron síntomas compatibles con la enfermedad hace ya cuatro años, antes de que se identificara la enfermedad y se impusiera el bando a la exportación de plantas desde las islas. Además, a las plantas importadas desde América (el principal foco de la bacteria) no se le aplicaron controles especiales antes de la crisis italiana .

Por esto, las administraciones estatal y autonómicas han creado grupos de trabajo de expertos. El viernes pasado, se reunió el grupo estatal, integrado por expertos y responsables del Ministerio de Agricultura y de las comunidades autónomas interesadas.

EL MOMENTO CERO / «Actualmente estamos en el momento cero de la epidemia, equivalente a la primera vez que se detectó en Italia: aún no se sabe como va a afectar Xylella en España», afirma Blanca Landa, investigadora de la Universidad de Córdoba y experta de referencia en Xylella en España, que está asesorando en el Gobierno balear y el Gobierno central. «Es muy complicado decir si ha saltado [a la península]. Lo que ha pasado en Italia, en Córcega y en Mallorca podría haber pasado en la península, pero por el momento no hay evidencias», añade. «El riesgo que aparezca en la península es muy alto: a medida que se hagan más prospección, es probable que se detecte», afirma Alberto Fereres, investigador del CSIC en Madrid, también miembro del grupo de expertos estatal.

Entre las medidas barajadas por el grupo de expertos estatal está la de seguir destruyendo las plantas positivas, sin eliminar todas las asintomáticas pero potencialmente afectadas hasta que no se analicen, según informa Landa, que también forma parte de ese grupo. Se han destruido 2.000 plantas en las Baleares, informa. También se plantea bloquear el tráfico de plantas entre las islas. Finalmente, se va aumentar la monitorización y el muestreo en toda la península. «Son ideas que aún se están elaborando», subraya Landa.

No obstante, el abanico de posibilidades -de las más optimistas a las más pesimistas- está aún abierto, de momento. Hasta la semana pasada se han detectado más de cien positivos en Mallorca, Menorca e Ibiza, informa Landa, pero no se ha detectado ninguno en la península.

HACE 4 AÑOS / Un hecho determinante es que algunos árboles mostraban síntomas de la enfermedad hace años. «Hay una foto de un acebuche de 2012 sacada de Google Street View que presenta desecación de ramas. Ya desde 2008-2009 los almendros de Mallorca empezaron a presentar problemas de secado. Estos problemas se atribuían a la sequía. Quizás se debían a Xylella. Por la extensión de la enfermedad, la bacteria debe llevar años en la isla», observa Landa.

Las variantes de las Baleares no vienen de Italia, según los expertos, porque sus genomas son distintos. También dañan a los olivos, pero no se sabe si su impacto en esa población podría ser tan devastador como el de la cepa italiana. Al contrario, «podrían ser agresivas con el almendro, el frutal de hueso y la vid», apunta Jordi Sabaté, del grupo de expertos. Esas cepas han hecho estragos en estas plantas en EEUU desde los años 30.

La Xylella podría haber llegado a la península también por las importaciones. «Durante mucho tiempo no se tomaron medidas suficientes de control. Después de la crisis italiana sí, pero la bacteria podría haber llegado antes», apunta Fereres. «Ante una situación así, nadie está preparado, pero no por negligencia, sino por falta de experiencia», observa Landa. Baleares está haciendo todo lo que tiene a su alcance, coinciden los expertos. «La mejor forma de combatir a esta bacteria, más que empezar a buscar culpables, es que todos los implicados trabajemos de la mano, de forma coordenada», concluye Landa.