Los ocho detenidos por la agresión a un grupo de agentes de la Guardia Civil el pasado sábado en Algeciras (Cádiz), siete hombres y una mujer, ya están en la cárcel. El Juzgado de Instrucción número 1 de la localidad ha ordenado su ingreso en prisión provisional, comunicada y sin fianza por los presuntos delitos de atentado a un agente de la autoridad y otro de desordenes públicos. Con esta tipificación, los investigados podrían enfrentarse en un juicio a una pena de hasta siete años de cárcel.

Fuentes judiciales han explicado que la juez ha decidido su encarcelamiento a petición de la Fiscalía, que solicitó la prisión comunicada y sin fianza respecto de todos los detenidos atendiendo las circunstancias del incidente. Entendía el ministerio público, tras escuchar la declaración de los agresores y de los agentes atacados, que tras el altercado estaban en juego el propio orden público y el libre ejercicio de las libertades deambulatorias de los vecinos de Algeciras, así como la paz pública y la seguridad de cada conciudadano, la tipología de los tipos penales imputados y las elevadas penas de prisión que les podrían corresponder.

De este modo, la magistrada entiende que todas estas circunstancias fundamentan la adopción de la medida de prisión provisional para el cumplimiento de su fin constitucional de evitar el riesgo de fuga y la reiteración delictiva. Fuentes judiciales han explicado que por el delito de atentado a la autoridad se podrían enfrentar a una pena máxima de hasta cuatro años de cárcel por el uso con violencia de armas y objetos contra los funcionarios. Asimismo, el delito de desórdenes públicos conlleva penas de entre seis meses a tres años de cárcel.

Los ocho encarcelados pertenecen al grupo de hasta 40 vecinos que el pasado sábado se encaró con nueve agentes del Grupo de Acción Rápida (GAR) de la Guardia Civil a la salida de un restaurante, donde los agresores asistían a una comunión. Fuentes policiales han matizado que aunque la investigación sigue abierta y hay varios identificados, no todos tendrían el mismo grado de implicación, considerándose principales responsables a los ya detenidos. Según el relato de los agentes, cuando salían en dirección al parking después de comer en su día de descanso, los atacantes les impidieron el paso y comenzaron una pelea en la que emplearon desde bates de beisbol a piedras o adoquines, y no depusieron su actitud siquiera una vez que se identificaron. La pelea no finalizó hasta que uno de los guardias realizó varios disparos al aire y llegó hasta el lugar una patrulla de la Policía Nacional.