La mitad de los adolescentes con epilepsia lo ocultan a sus amigos, compañeros de colegio e, incluso, a sus profesores, por la mala aceptación que la enfermedad provoca en la sociedad, lo que influye negativamente en su calidad de vida: un 20% sufre depresión y un 15% ansiedad debido al estigma. Y no solo los afectados lo ocultan, también los padres y en mayor medida que sus hijos, según denunció ayer la presidenta de la asociación de pacientes Epilepsia España, Adela Nieto, madre de un niño con epilepsia, con motivo de la celebración del día nacional de esta enfermedad neurológica, la más común en los menores.

De hecho, es bastante más frecuente que otras patologías aceptadas socialmente como la diabetes o la enfermedad celiaca, explicó Víctor Soto, neuropediatra de la Fundación Jiménez Díaz, quien precisó que afecta al 1% de los niños. En España se calcula que hay unos 400.000 pacientes y cada año se producen entre 12.000 y 22.000 casos nuevos. La infancia, junto con la vejez, son los momentos de la vida en los que aparece con mayor frecuencia.

En el niño, sus características van variando a medida que crece y coexisten epilepsias transitorias y de excelente pronóstico con otras más graves que son refractarias al tratamiento. En las personas mayores casi siempre están asociadas a un ictus. El presidente de la Sociedad Española de Epilepsia, el doctor José María Serratosa, señaló que es la enfermedad neurológica «más agradecida» si se sabe tratar de forma adecuada: entre un 70% y un 80% de los casos están controlados con medicación.

Las crisis se definen como la presencia transitoria de síntomas y/o signos debidos a una actividad anormal excesiva y sincrónica del cerebro. Aunque las más conocida son las convulsivas, hay otros muchos tipos que consisten en tener un dedo en movimiento o quedarse fijo mirando al techo. Desde la asociación intentan profundizar en la concienciación sobre la enfermedad.