Jugando en un parque y sin parar de abrazarse. Desde que poco antes del mediodía Oumo y su hijo Abdaramane, de cuatro años, se han reencontrado después de siete meses separados al llegar a España en pateras diferentes, no se han separado. A finales de la pasada semana, las pruebas oficiales de ADN realizadas por el Gobierno de Melilla confirmaban el vínculo familiar, abriendo la puerta al encuentro de madre e hijo. No obstante, la asociación Women's Link Worldwide, que ha apoyado a la madre, de Costa de Marfil, mantiene su demanda ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos contra el Estado español por vulneración de derechos fundamentales porque, afirman, hay más menores esperando para reencontrarse con la familia o sus cuidadores y los trámites se eternizan.

La sala de espera se hizo chica para Oumo, que prefirió esperar el reencuentro con el pequeño en la calle, según relataron las integrantes de La Merced Migraciones que la acompañaron. El niño llegó andando junto a responsables del centro de menores, y nada más ver a su madre, echó a correr hacia ella para fundirse en un abrazo. El primero en más de 200 días. Poco antes, en el aeropuerto de Melilla, Oumo no quiso presentarse sin nada y le compró un pequeño juguete con luces y relleno de chocolatinas porque “al niño le gusta mucho el chocolate”, se justificó.

Retomar su proyecto de futuro

Horas después, y tras completar los trámites documentales, ambos podían disfrutar con el juguete en un parque infantil y tratar de recuperar las cientos de horas de juego perdidas. Su plan inmediato pasaba por comprar algo de ropa, interesarse por la rutina seguida este tiempo por el niño y regresar a Jerez de la Frontera (Cádiz), al centro de acogida donde reside Oumo. Desde allí, ella volverá a plantearse el proyecto migratorio de futuro para su hijo, ese por el que atravesaron África y se lanzaron al mar en patera a comienzos de año. Y tal vez explicarle también lo sucedido, porque “el niño no sabía nada de dónde estaba su madre, su último recuerdo es el de su tía ahogándose en la embarcación que naufragaba”, afirman desde la organización.

Eso ocurrió en marzo. Tras pasar meses escondidos en un bosque del norte de Marruecos, en el día en que iban a cruzar el Estrecho Oumo estaba enferma, y prefirió esperar otra oportunidad y que su hijo fuera con su hermana. Los ocupantes de la patera fueron rescatados cuando estaban a punto de hundirse. Y el bebé fue derivado a un centro de menores de Melilla, mientras que tras ser conducida a un hospital, su tía fue derivada a Bilbao. Al mes siguiente, Oumo también fue rescatada al límite, después de ver morir a varios compañeros, y trasladada a Andalucía.

Pruebas de verificación

Lo primero que hizo fue identificarse y reclamar a su hijo, acreditando el vínculo con fotos, partida de nacimiento y pasaporte, documentos que Melilla consideró “dudosos” y “poco fiables”. La madre no podía trasladarse a Melilla al estar en situación irregular y sin permiso de residencia, por lo que llegaron incluso a realizarse una prueba de ADN con un laboratorio autorizado. Pero la administración de la ciudad autónoma no aceptó al ser un laboratorio diferente del oficial. Llevaron el caso a los juzgados de Melilla y al Defensor del Pueblo, que exigió a las autoridades de la ciudad autónoma que facilitaran el contacto. Pero hasta que en octubre se elevó una protesta ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos pidiendo medidas cautelares, la administración melillense no accedió a que madre e hijo pudieran tener un pequeño contacto, vía videoconferencia. Y eso después de que el servicio de menores de Melilla enseñara por primera vez al niño una foto de la madre y viera su reacción positiva.

Desde Women's Link insisten en que España ha vulnerando los derechos del niño al mantener separados a madre e hijo contra su voluntad, un hecho que califica de “cruel, inhumano y degradante”. En su demanda ante el Tribunal Europeo, explican que hay más casos, especialmente en aquellos vinculados a la trata de personas (que no es el caso de Oumo) en los que de forma sistemática se retira la custodia y se aleja a los niños de la unidad familiar, por lo que reclaman que se presione a nuestro país para que la reunificación se haga en corto plazo.