La tarde noche del domingo día 2 falleció en nuestra ciudad el popular peñista Antonio Luna Piney, jefe de ventas de El Aguila hasta su jubilación. Estaba bautizado en la iglesia de Santa Marina. Tras su paso por la enseñanza obligatoria, en diciembre de 1956, entra en Bodegas Cruz Conde como aprendiz de enología, pero su padre, que era comercial desde hacía 30 años de esta firma, cae enfermo y se tiene que hacer cargo de la representación. Pocos años sigue vinculado a esta empresa pues, en Julio de 1965, es contratado como comercial por Cervezas El Águila. En esta empresa pasaría toda su vida laboral.

Durante esa época abre las delegaciones de Jaén, Huelva, Ronda y para introducirse en el mercado en Écija, reside en esta ciudad sevillana de 1970 al 1975. Enseguida demuestra su profesionalidad y capacidad para desarrollar este trabajo y eso le permite ascender dentro de la empresa. Es nombrado adjunto a la jefatura de ventas y posteriormente jefe de ventas de plaza, cargo que desempeña hasta octubre de 1995 cuando sufre una angina de pecho y tres infartos. Recién recuperado sigue en la brecha, pasando a provincia para abrir nuevos centros de distribución. Hasta el año 2002 que se jubiló.

Antonio Luna ha estado siempre vinculado al mundo peñístico cordobés participando en innumerables actos y asistiendo a toda clase de eventos como pregones, verbenas y romerías. Siempre colaborando en nombre de la empresa a la que representaba.

En las Peñas y en ingente cantidad de establecimientos de hostelería, se le quiere y se le echará de menos porque siempre estuvo dispuesto a solucionar cualquier problema fuera a la hora que fuera. Como ejemplo de su gran corazón valga esta anécdota: una madrugada, cuando vivía en Écija, le llamaron de la barriada de Fátima porque el grifo de la cerveza estaba averiado. Se trasladó lo más rápido que pudo y al llegar se encontró que el grifo era de Cruzcampo, la marca de la competencia. No le importó, lo arreglo y se volvió a casa.

Este cariño hacia él se ha manifestado con infinidad de distinciones recibidas, destacando el Potro de Plata de la Federación de Peñas Cordobesas, la Insignia de Oro del Club Calerito al que pertenece desde hace más de cuarenta años y el título Honorífico de Aficionado Ejemplar con el que le distinguió la tertulia taurina "La Montera" de la que era socio fundador. Fue miembro de la directiva de la Federación Provincial Taurina durante doce años.

Su jubilación le permitió viajar, en compañía de su querida Charo, de acá para allá conociendo lugares preciosos a los que siempre deseo ir. Gozó de la vida como nunca pudo hacer. La dedicación exclusiva a su trabajo le privó, incluso de las merecidísimas vacaciones de cualquier trabajador. Por eso ahora se estaba desquitando.

Su fallecimiento es un duro golpe para la Córdoba popular a la que el estaba entregado. Se ha ido un hombre bueno y un cordobés de categoría. El sepelio, celebrado en la iglesia del Inmaculado Corazón de María, constituyo una ingente manifestación de dolor.

Le conocía desde hace muchos años y me he sentido honrado con su amistad, por eso me apena doblemente esta triste noticia. Descansa en paz querido amigo.