Los psiquiatras han constatado un incremento de consultas de jóvenes y menores de 18 años que abusan de las redes sociales y que padecen depresión, tienen baja autoestima, rechazan su imagen corporal, afrontan de forma inadecuada las dificultades cotidianas y a veces también sufren un «vacío existencial». El abuso, no el uso, de las redes sociales en los menores y en los adultos jóvenes, de 20 a 34 años, es uno de los asuntos que actualmente más preocupan a los psiquiatras, tal y como se ha constatado en el seminario Millennials y Generación Z. La Depresión invisible, organizado por la farmacéutica Lundbeck. Preocupa porque, según Marina Díaz-Marsá, presidenta de la Sociedad de Psiquiatría de Madrid y psiquiatra del Hospital Clínico San Carlos, cada vez hay más diagnósticos de jóvenes depresivos que pasan «horas y horas en las redes sociales». «Cuando ves su vida, te das cuenta de que está metido todo el día en casa, que no sale de su habitación, sólo está en el ordenador, en internet, en las redes sociales, no se separa del móvil. Son muchas las familias que lo cuentan», según la especialista. Ese uso constante de las redes puede conllevar a alteraciones en la calidad del sueño, a una menor autoestima, ansiedad, depresión e inquietud. Las redes «no duermen» y los jóvenes pueden sufrir al no poder responder de inmediato a textos o mensajes durante la noche. Esos jóvenes «enganchados» tienen la necesidad de mirar compulsivamente a los otros y se disgustan porque sienten que su vida no es así. Se sienten mal, según cuentan en las consultas, por considerar que no están «a la altura» de sus amigos. Tienen muchas visitas y las fotos que exponen son de «personas felices», argumentan.

Para muchos «ser popular» se ha convertido en su máxima aspiración y solo les obsesiona los likes, avisan los profesionales de la psiquiatría.