Tres cuartas partes de la miel producida en todo el mundo contiene neonicotinoides (neónicos), una clase de pesticidas conocidos por su papel en el declive de las abejas y por su daño a un gran número de especies, según un estudio publicado en la revista Science por un equipo interdisciplinario de la Universidad de Neuchâtel y el Jardín Botánico de Neuchâtel, Suiza. A pesar de esto, las concentraciones medidas de neónicos están por debajo de los niveles máximos autorizados para el consumo humano. «Sobre la base de esta última ciencia, la gran mayoría de las muestras estudiadas no representan ningún riesgo para la salud de los consumidores», afirma el autor principal del estudio, Edward Mitchell, profesor y jefe del laboratorio de biodiversidad del suelo.

En cambio, la situación es más crítica para las abejas. «En todo el mundo están expuestas a concentraciones de neónicos que han demostrado efectos en el comportamiento de las abejas, la fisiología y las capacidades reproductivas», señala el profesor de Agroecología en Neuchâtel, Alexandre Aebi, que también es apicultor. Los neónicos representan un tercio del mercado mundial de plaguicidas y se utilizan para proteger los principales cultivos como el maíz y la soja. Los neónicos atacan el sistema nervioso central de plagas de invertebrados, causando parálisis y muerte. Debido a que los neónicos se encuentran en toda la planta, incluyendo el polen y el néctar, las abejas se contaminan cuando escarban en ellas, contaminándose así la miel.