El mismísimo príncipe Guillermo de Inglaterra daba eco mundial al problema la semana pasada en Londres al calificar de «inaceptable» la compraventa de marfil y cuerno de rinoceronte e instar a adoptar medidas urgentes para evitar la extinción de especies «icónicas». Pocos días después empezaba la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas (Cites) en Johannesburgo, donde entre otros muchos puntos se tratará la legalización del comercio de marfil. Un debate complejo y con intereses enfrentados, en el marco de los datos expuestos: en el 2015 se contabilizaron 415.000 elefantes, unos 111.000 menos de los que había en el 2006.

Delegados de 182 países firmantes votarán hasta el 4 de octubre un total de 62 propuestas para cambiar las regulaciones existentes sobre otras tantas especies amenazadas. De momento, se dan a conocer datos y estudios que constatan el peligro de extinción de estos animales en algunas zonas.

El elefante africano ha sufrido la mayor caída de población de los últimos 25 años debido a la caza furtiva, según datos del Informe sobre la Situación del Elefante Africano, que ha sido elaborado por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

La destrucción del hábitat en el que viven estos animales es otro de los factores que ha llevado al descenso de la población en el continente, que padece los niveles más altos de caza furtiva desde los años 80. «Estos números revelan la alarmante situación del majestuoso elefante», declaró el sábado Inger Andersen, directora general de UICN. Ese mismo día en Bangkok se celebró una manifestación, con elefantes incluidos, reivindicando el fin de las matanzas.

África Oriental, que alberga alrededor de un 20% de la población del continente, es la región más afectada por la caza ilegal para extraer a los animales el preciado marfil de sus colmillos.

El número de elefantes en esta zona ha disminuido en los últimos 10 años en un 50%. Por contra, Ruanda, Kenia y Uganda han logrado estabilizar o hacer crecer sus poblaciones. El 60% de los elefantes africanos se concentran en el sur del continente, donde Namibia, Sudáfrica, Zimbabue y Botsuana mantienen con éxito la buena salud de sus poblaciones pese al aumento de la caza en algunos puntos de Zimbabue y Mozambique.

Zimbabue y Namibia, que poseen el 22% de la población de elefante africano, piden que se les permita vender en el mercado sus reservas de marfil e incluso los colmillos de algunos de sus ejemplares vivos, una propuesta a la que se oponen los grupos conservacionistas. Otra propuesta, presentada por más de 10 países africanos y también rechazada por oenegés como WWF, plantea prohibir por completo el comercio de marfil.