Cuando consideramos que nuestros hijos tienen comportamientos inadecuados, decidimos reprenderles por ello. Es la mejor vía para que pueda entender que lo que hacen no es correcto y que hay otras formas más aceptables. Lo hacemos desde la creencia de que tenemos un mayor conocimiento sobre las normas y el funcionamiento social. Y, aunque podamos tener razón, lo que puede fallar es la forma que tenemos de regañarles.

Si logramos reprender a los más pequeños de forma constructiva, podremos salvaguardar su autoestima y lograr que crezcan con los nuevos aprendizajes. Es una buena forma de aportar valor a su desarrollo.

NIÑOS Y AUTOESTIMA

La autoestima de nuestros hijos se encuentra en plena consolidación. Son en esos años muy sensibles a todo lo que ven y todo lo que les decimos. A través de nuestras palabras y nuestros actos tenemos influencia sobre su autovaloración. Cada experiencia añade un punto más a la base sobre la que se va a sustentar su amor propio en el futuro.

Cuando tenemos explosiones, con nuestras reprimendas nuestros hijos creen que son malos y que no merecen nuestro cariño. Les lanzamos mensajes de desvalorización que acaban interiorizando y forjando una baja autoestima que se desarrollará en los años siguientes y que afectará a su vida adulta.

REGAÑAR CONSTRUCTIVAMENTE

Reprender de forma efectiva puede resultar complicado en momentos de tensión, especialmente si hemos tenido un mal día o estamos cansados. Sin embargo, hay que tener en cuenta que los niños tienen una dificultad para distinguir correctamente lo que está bien de lo que está mal y que no son culpables de cómo nosotros nos sentimos.

Enseñarles a ser cada día mejores es nuestra labor como padres. Para eso, debemos saber cómo regañar a nuestros hijos de forma constructiva:

1. Contrólate

Las explosiones de ira o los gritos tienen un efecto improductivo. Debes usar un tono firme, pero afectivo. Lo que estás buscando es educarle para que sea mejor, y eso parte del ejemplo.

2. No generalices

Los malos comportamientos, independientemente de su frecuencia, no hacen a un niño malo. De hecho, si nosotros se lo repetimos, sí lo interiorizará y tenderá a repetir actos negativos. Además, será un duro impacto para su bienestar emocional.

3. Nunca en público

Nuestros hijos, igual que nosotros, se sienten presionados a nivel social. Por eso, a la hora de enseñarles cómo deben hacer las cosas, debemos ser cuidadosos y procurar que no haya terceros delante.

4. Ofrece soluciones

Si no queremos que repita una conducta, debemos darle una alternativa. Si lo que quiere es tener un nuevo juguete y su estrategia es gritar en la tienda, podemos enseñarle cómo puede hacer algo diferente para tener ese juguete, como ayudar durante una semana a recoger la mesa.

5. Sé consciente de su atención

Los niños tienen un rango de atención limitado. Adapta tus palabras a su edad y sé claro y preciso. Si es muy largo, solo te sirve a ti para desahogarte, pero a tu hijo no le aportará valor.

6. Busca el premio

Tenemos la alternativa de castigar las malas conductas o premiar las positivas. Mientras que los castigos pueden no siempre cumplirse o causar temor, los premios alienta a la motivación y al compromiso. Pero no abuses de lo material; pasar más tiempo con ellos también es un premio.

7. Evita las comparaciones

Los niños deben entender que no son ni mejores ni peores que otros niños. Evita las comparaciones con compañeros del colegio o con hermanos. Le harán sentir menos válido e incapaz de lograr las cosas.

8. Escucha sus necesidades

En muchos casos, los más pequeños nos están lanzando señales con sus acciones. Llaman nuestra atención porque tienen unas necesidades que no son escuchadas. Pararte a hablar con ellos e interesarte por lo que necesitan evitará futuros enfrentamientos.

9. Sé coherente

Si lo que pretendemos es que coman sin estar usando una tablet, nosotros tampoco debemos sacar el móvil en la mesa. Tenemos que ser el mejor ejemplo para ellos y mantener nuestras opiniones en el tiempo. Si cambiamos constantemente de ideas, les mandaremos mensajes contradictorios.

10. No te excedas

Reprender de forma excesiva hará que pierda valor lo que estás diciendo, ya que se acostumbran. Si no acaba de eliminar algo que no debe hacer, es porque estamos usando estrategias que no funcionan. Cambia la metodología.

Regañar a tu hijo es fundamental para su educación. Necesita interiorizar aquellas cosas de su conducta que están bien y aquellas que pueden ser sustituidas por otras mejores. Para ello, es fundamental saber cómo hacerlo sin dañar su autoestima.