La hermandad de Los Dolores decidió suspender la salida en el Viernes Santo del 2018. No manejaban un solo pronóstico meteorológico, sino varios, y en todos coincidían en señalar chubascos sobre las 11 de la noche. Y en una hermandad con el peso de Los Dolores, con nada que demostrar a nadie (no solo ahora, ya hace siglos), y con un patrimonio tan importantísimo la decisión, sin ser fácil, era lógica y prudente. Más aún: en el recuerdo reciente estaba el traicionero chubasco de la Semana Santa de 2012 en donde, procesionando por Deanes, tuvieron que soportar hasta granizo. A punto anduvieron de perderlo casi todo (lo primero, los nervios) y el varapalo los dejó con un amargo recuerdo. Eso sí, tras la suspensión, las puertas se abrieron para poder admirar los pasos exornados con el clasicismo, sello de la hermandad, con rosas rojas para el Cristo de la Clemencia y flores blancas para la Señora de Córdoba.