Agradezco un año más a los amigos de Diario CÓRDOBA el poder dirigirme a los lectores con mis humildes palabras.

Cuando ya se puedan leer estas líneas, sin duda, habrá casi acabado la que espero haya sido la más emotiva y recordada Semana Santa de Córdoba. Atrás habrán quedado las dificultades que por el camino se han presentado, algunas fruto de lo difícil de cuadrar este cambio tan sustancial y otras un poco provocadas por sectores no muy afines a las cofradías, pero lo que importa es que las mismas habrán cumplido su sueño, que no es otro que realizar la estación de penitencia y su carrera oficial en la Santa Iglesia Catedral.

Seguramente habrá que corregir muchas cosas y habrá que tener un punto por nuestra parte de autocrítica porque seguramente todo no habrá salido como se desea.

Por lo que respecta a la Hermandad del Descendimiento, seguramente no habrá dejado a ninguno de sus hermanos y devotos indiferentes. Los habrá satisfechos por el cambio y los habrá insatisfechos del mismo, pero seguramente la hermandad habrá ganado en recogimiento y organización y, sobre todo, en sentimiento espiritual.

Esperemos que este año sea el punto de partida para que tengamos una Semana Santa referente y que se valore a las hermandades no solo por su trabajo para estos días sino por su labor social callada tan necesaria en estos tiempos.

*Hermano mayor