Hay hitos de las hermandades que trascienden lo cofrade para convertirse en un acontecimiento popular y social, una seña de identidad, de orgullo, de autoestima y hasta un revulsivo psicológico para los vecinos porque «si podemos hacer ésto... ¿qué otras cosas podemos emprender?». Fue el caso reciente de Palmeras, cuando por primera vez llegó su hermandad a la carrera oficial; San Agustín, con el retorno de Las Angustias o aquel año de orgullo íntimo en El Naranjo cuando La Agonía procesionó por primera vez en carrera oficial. Ayer, con la Virgen de la Salud incorporada a la Semana Santa, de nuevo El Naranjo vivió un día de los que marcan un antes y un después en un barrio. Y en el Patio de los Naranjos se mascaba orgullo. Y hasta sonaron como marchas procesionales sones del Himno de Andalucía y de la Marcha Real. Más oficial no podía ser el cariño.

Pero en lo estrictamente cofrade... ¡qué tremendo esfuerzo para mostrar ese palio con un frontal que, también en lo cofrade, ha marcado un hito! Casi tanto como han sido las cinco obras sociales complementarias con las que La Agonía ha acompañado su inversión en patrimonio. Y, por supuesto, de madrugada el barrio fue una fiesta. Una madrugá que solo entiende El Naranjo y que ayer fue muy especial.