Fue la segunda cofradía de la tarde del Viernes Santo, por su momento salida, que pidió media hora de plazo para que el cabildo de aguas terminara de decidir si se hacía estación de penitencia o no, con las previsiones meteorológicas de una ligera mejoría al caer la noche. Pero los datos que ofrecían la Aemet no terminaban de cuadrar. La posibilidad de un fuerte chubasco puntual era notable y… a la 19.16 horas la Agrupación de Cofradías anunciaba oficialmente que la austera cofradía franciscana suspendía este año su estación de penitencia.

Una decisión sensata pero no por ello menos dolorosa. Y entre las razones, el que quede por estrenar para la Semana Santa 2020 elementos como la magnífica segunda fase de los cuatro respiraderos con los bordados añadidos, un trabajo sobre terciopelo marrón oscuro, obra del taller de bordado Santa Victoria siguiendo un diseño de Rafael Rueda.

Con toda la humildad franciscana, la hermandad vivió para sí, sin salir del templo de Santiago Apóstol, una noche de penitencia y de visitas a La Soledad, que tan poco sentido tiene su nombre en un barrio de Santiago en el que nunca está sola.