Por fin ha llegado el final de esta triste semana vivida con el pensamiento puesto en aquello que, como ya hemos dicho en varias ocasiones a lo largo de estos días, pudo ser y no fue.

Hoy, Viernes Santo, algunas de las cofradías, como los Dolores, se enfrentan a su tercer año consecutivo sin salir, ya que los años anteriores la lluvia impidió que realizara su estación de penitencia.

En el caso de las hermandades de la Soledad y Expiración, este año sería su segundo año consecutivo quedándose en el templo, mientras que el Descendimiento y Santo Sepulcro sí pudieron salir el año pasado.

Es cierto que este Viernes Santo también está algo inestable y quizás, aunque pudieran, tampoco hubiesen estado en la calle. Un Viernes Santo muy especial ya que se incorpora a la carrera oficial la hermandad de la Conversión, de la barriada de las Electromecánicas. La joven corporación tenía todo preparado para vivir hoy un hecho histórico como es su primera estación de penitencia en la Catedral.

Al igual que la Conversión, el resto de cofradías lo habían dispuesto todo para estar en la calle realizando su pública manifestación de fe, que al fin y al cabo es para lo que las cofradías salen a la calle.

La hermandad de la Soledad quizás podría ser este año el último que saldría desde la parroquia de Santiago, ya que la hermandad ha aprobado recientemente su traslado a la parroquia de Santa María de Guadalupe, un hecho que podría producirse el año que viene.

Si todo hubiese ido bien esta tarde, de nuevo podríamos ver al Cristo de la Expiración saliendo de San Pablo o la belleza de la Virgen del Rosario, que este año tendría su primera salida tras la muerte del imaginero Luis Álvarez Duarte, autor de la misma.

La hermandad del Descendimiento también hubiese dejado su sello por el Puente Romano o a la recogida en el Campo de la Verdad, una hermandad que seguro tendría preparado algún detalle para homenajear en la estación de penitencia a su director artístico, fray Ricardo de Córdoba, fallecido el pasado mayo.

Y la plaza de Capuchinos se quedará esta tarde con las ganas de ver el bello rostro de la Virgen de los Dolores, la Señora de Córdoba, que por tercer año se quedará en su templo. En un año en el que la hermandad no ha podido ni tan siquiera celebrar junto a la Virgen el tradicional Viernes de Dolores. Tampoco la iglesia de la Compañía se abrirá esta tarde para la hermandad del Santo Sepulcro, la dorada urna permanecerá inmóvil en el interior del templo. Una estación de penitencia diferente la que hará esta tarde la hermandad del Sepulcro, quien ha pedido a sus hermanos que saquen una papeleta de sitio simbólica, cuyos beneficios irán destinados a la bolsa de caridad de la cofradía.

Se pone fin de esta manera a un Viernes Santo muy distinto, este año sin pensar en la incertidumbre meteorológica, con la única preocupación de seguir rezando por los enfermos de esta triste pandemia del coronavirus que nos asola y con la mirada puesta en la parroquia de Santa Marina, donde en unos días el Señor Resucitado pondrá a cero el calendario que nos llevará a la esperada y merecida, más que nunca, Semana Santa de 2021.