Córdoba se echó a la calle. La ciudad estuvo patas arriba con seis cofradías que dejaron su particular idiosincrasia ante miles de personas que sortearon el calor para acompañar a las hermandades. La primera de las corporaciones en ponerse en la calle fue la hermandad del Perdón. La recoleta iglesia de San Roque en la Judería cordobesa sirvió de preámbulo al intenso día que Córdoba vivió.

El Perdón volvió a dejar su particular sello por las calles de la Judería, cada vez más depurado, destacando el palio de la Virgen del Rocío y Lágrimas que poco a poco se recubre de plata, ayer se pudo ver la crestería frontal.

Aún con el sol abrasando, la hermandad del Calvario plantó en San Lorenzo su cruz de guía, caminó un nuevo Miércoles Santo a la Catedral con el recuerdo del Cofrade Ejemplar y hermano de la hermandad del Calvario Francisco Paz el Maño en el palio de la Virgen del Mayor Dolor. La hermandad del Calvario en un hermoso gesto colocó la caña de encender velas que tantas veces utilizó el Maño para encender el palio de la Virgen del Mayor Dolor en el respiradero frontal.

La Virgen del Mayor Dolor lució impecable con una esbelta candelería y exornada con rosas blancas. Pero donde Córdoba volvió a vibrar fue con la hermandad de la Paz, fiel a su estilo a veces clásico, a veces desmesurado pero siempre la Paz.

El Señor de la Humildad dejó momentos inolvidables por calles como Doctor Fleming o ya de vuelta por los Jardines de la Merced, jardines que fueron el mejor relicario para acoger a la Virgen de la Paz que un año más volvió a levantar pasiones en su largo recorrido.

En el interior de la Catedral la escolanía de la Divina Pastora que acompañó a la Virgen en su caminar interpreto distintas composiciones dedicadas a la «Paloma de Capuchinos».

Aún la cofradía de la Paz por Doctor Fleming, la hermandad de la Misericordia volvió a las calles de la ciudad. La cofradía de San Pedro dejó instantes para la historia a su paso por la calle Tundidores o Fernando Colón buscando el Huerto de San Pedro el Real. A lo sones de la Madrugá cruzo la Virgen de las Lágrimas el Patio de los Naranjos poco antes de cruzar la Segunda Puerta de la Catedral. La Virgen lució la restauración de sus varales y fue exornada con rosas color champán. Un poco más de lo habitual tuvieron que esperar los vecinos del barrio de San Basilio ya que este año la cofradía retrasó su salida, entre los estrenos un nuevo estandarte bacalao que vislumbra la nueva era de la cofradía con estrenos de calidad. El Señor de Pasión lució en su paso exornado con clavel rojo, muy clásico y a los sones de la Agrupación musical Santo Tomás de Villanueva que hizo las delicias de los cientos de personas que se dieron cita en el barrio de San Basilio.

Mucho más clásica caminó la Virgen del Amor con una correcta candelería y exornada con rosas. Heróica fue la hazaña de la hermandad de la Piedad de las Palmeras, encargada de cerrar la carrera oficial, la cofradía de la Piedad se puso en la calle las 17.30 horas para volver a su barrio bien entrada la madrugada.

La hermandad de la Piedad llegó a la Catedral entre el aplauso del público que llenaban los palcos. Se dio la circunstancia de que la cofradía hizo su entrada y salida a la Catedral por la segunda puerta, ya que las dimensiones del paso impiden salir por la Puerta de las Palmas, algo que creó un poco de confusión entre el público que llenaba el Patio de los Naranjos.

Quizá este año sea el último que procesiona la imagen del Cristo de la Piedad, ya que el cabildo de hermanos ha aprobado recientemente el cambio de la imagen.

Seis cofradías que llegaron a una carrera oficial repleta en la que apenas se registraron incidencias, salvo algún que otro retraso como ha pasado en los últimos días.

Cabe destacar el paso de todas los cofradías del día por el interior de la Catedral, un momento único, tras cruzar la segunda puerta el cortejo avanzó ante el Santísimo ubicado en la la capilla de la Inmaculada, allí los nazarenos hacen su gesto de adoración y a continuación los pasos de las distintas hermandades.

Mientras, un canónigo de la Catedral fue leyendo un texto en el que hace hincapié en el sentido penitencial de cada una de las cofradías. El interior de la Catedral se alza como un momento de recogimiento de gran belleza plástica donde en ningún momento se pierde la compostura llenando el instante de una particular solemnidad.

Instantes que hoy Jueves Santo volverán a protagonizar las hermandades, algunas por primera vez y otras repetirán, este hermoso ritual en un lugar único e incomparable, un día donde se esperan miles de personas en las calles y que sin duda sera la prueba de fuego para la nueva carrera oficial en el entorno de la Mezquita Catedral.