El tiempo no pudo ser mejor. Ninguna duda, en lo que a climatología se refiere, se abría en el horizonte. Solo quedaba disfrutar de la Semana Santa. El Domingo de Ramos había llegado y todo estaba preparado, en su sitio, como siempre y como nunca.

Preparada estaba la carrera oficial con todas esas mejoras que ha venido contando este periódico a lo largo de la Cuaresma y que ayer se hicieron efectivas, si bien aún quedan aspectos a pulir, pero sin duda de que puede haber otro lugar mejor para la carrera oficial de la Semana Santa cordobesa. Al respecto, el público, aunque poco a poco va entendiendo que hay muchos lugares para ver la Semana Santa, llenó la Ribera, al igual que la calle de la Feria y todo su entorno con las inevitables aglomeraciones. Algo normal cuando miles de personas se echan a la calle.

Así, las cofradías que dieron lo mejor de sí en un Domingo de Ramos un tanto accidentado para algunas hermandades. Sin duda el más sonado fue la caída de la palmera del paso de la Entrada Triunfal en Jerusalén. Fue poco después de la Cruz del Rastro, en plena Ribera, cuando tras una levantá la palmera se cayó hacia la parte trasera del paso. Afortunadamente no causó daños personales, más allá del susto propio de algún costalero, la banda y todo el público que lo presenció.

Por la tarde, la hermandad del Rescatado también sufrió un ligero percance, en este caso en el palio de la Virgen de la Amargura, a la altura de la calle de la Feria. Así, un varal no daba la seguridad necesaria y fue quitado del paso. El Huerto tuvo que retirarle las potencias al Señor Amarrado, que posteriormente se reincorporó a la imagen.

Por lo demás, las cofradías lucieron con la seguridad del buen tiempo y mostrando lo mejor de sí misma. Por la mañana, la Entrada Triunfal salió puntualmente de San Lorenzo. La cofradía avanzó a un ritmo muy acertado con un nutrido número de niños hebreos. En lo que respecta a los estrenos, la Virgen de la Palma lució la nueva saya realizada por Antonio Villar y ofrendada a la Virgen con motivo de su 25 aniversario. Aún la Virgen de la Palma en la plaza de San Lorenzo, la cruz de guía de la hermandad del Rescatado comenzó su caminar. El Alpargate era un hervidero de fieles para contemplar al devoto Nazareno, que por segundo año caminó en primer lugar. Detrás, la Virgen de la Amargura que estrenaba una saya restaurada por Antonio Villar.

Con todo el sol de la tarde, la hermandad de las Penas se puso en la calle. La cofradía de Santiago ofreció alguna novedad, como el cambio de capataz del palio de la Virgen de la Concepción, así como del vestidor de las imágenes de la cofradía. Bellísima la Virgen de la Concepción vestida por Francisco Mira con un tocado a tablas muy elegante. La cofradía vivió un intenso momento a las puertas de la taberna de la Cazuela de la Espartería, donde un quinteto de cuerda interpretó para la dolorosa la marcha Amargura, que este año cumple cien años.

Como intensos fueron los momentos que se vivieron en torno a la hermandad de la Esperanza. Miles de fieles se congregaron a las puertas de San Andrés para ver salir a la hermandad, que volvió a dejar su inconfundible sello en todos los aspectos: música, andar de los pasos, elección del exorno floral... todo ello en un Domingo de Ramos único.

Pero si público había en las puertas de San Andrés, no era menos el que se encontraba en San Francisco y la calle de la Feria para ver a la hermandad del Huerto. El Señor de la Oración se pudo ver con un minimalista exorno floral a base de verde y estatice morado, mientras que el clásico clavel fue el elegido para el Señor Amarrado y la Virgen de la Candelaria.

Desde el otro lado del río llegó la cofradía del Amor, fiel a su estilo y mostrando el barnizado del paso de Jesús del Silencio. La Virgen de la Encarnación llamó la atención, tanto por su tocado, muy bien puesto por Antonio Villar, como por su exorno floral, especialmente las jarras laterales, con flor variada donde predominaron las orquídeas.

Concluía un Domingo de Ramos con algún que otro percance pero en el que la brillantez fue la nota predominante.

El Rescatado, a su salida de los Trinitarios, seguido por una multitud. SÁNCHEZ MORENO